Son las 11 de la mañana y Andrés, que mañana (por hoy) cumple 90 años, se toma el primer descanso del paseo. Paco, de 92, llega con su bicicleta y se ponen a hablar de los tiempos de entonces, cuando de mocicos en vez de COVID-19 se contagiaban de viruela y sarna. La sarna la curaban con vinagre, azufre y limón, "porque era lo único que había". De la viruela se escapaban por suerte "porque no había vacuna ni ná". Recuerdan aquellos años de hambre y carencias, donde la harina de trigo sabía a arenilla porque algunos vendedores las mezclaban para que pesaran mas. Y los días que no había para comer ni aquella harina arenosa, consolaban el dolor de tripa del hambre comiendo algarrobas. Después de tanto pasado este virus no parece ni tan malo. Tocan las campanas de las 12 en la Iglesia de Santa María de Huéscar (Granada). Se acabó el paseo por hoy. Y Andrés se despide de Paco: "yo estoy bien, pero lo del Paco es que no veas. Míralo, todavía se sube a la bici de correntilla". Sin dar tiempo a terminar la frase, Paco ya dobla la esquina como si fuera un chaval.