Se trata de una fotografía tomada desde un balcón, dónde se enmarcó el cuadro con los límites imperceptibles del asfalto. Esto permite ver a la fotografía como una gran textura urbana, cargada de elementos que se disponen solo en las calles y expresan la infraestructura propia de una ciudad dónde el reloj corre y la organización es fundamental para poder cruzar de vereda, actividad llevada a cabo por quien es el protagonisma del movimiento, quien además refleja una clara atención a los factores que puedan estar influyendo por fuera de lo que la fotografía muestra, con paso firme y cabeza en alto.
Esta fotografía es muy interesante porque, desde mi punto de vista, invita a reflexionar acerca de la realidad social e interpretar texturas, materiales, objetos y movimientos para determinar un supuesto "quién" y "dónde" y "a qué hora". De aquí su caracter lúdico.