Estas son mis manos, mis cicatrices compartidas y aprendizajes dados.
El sendero que han caminado mi abuela y madre es el mío.
Mi vida fue tejida por estos dedos, busco complementar con los míos su trayecto.
A cada palabra, con cada imagen, me acompañan siempre.
A través de su piel, venas y uñas me han entrado empatía, la vida, el cuidado, la compañía, el amor y la creatividad.
Nos sostenemos desde que nos encontramos.
Recibo sus marcas con todo lo que son, con todo lo que soy.