La costurera

En una calle empedrada de La Alberca, muy cerca de la frontera con Portugal, una mujer mayor cose con la serenidad que da toda una vida de oficio. Sentada junto a un muro de piedra, su labor parece unir no solo hilos, sino también historias compartidas entre ambos lados de la raya. A su lado, un gato la acompaña en silencio, como guardián de las tradiciones que no conocen límites geográficos. La escena respira autenticidad, tiempo y arraigo, recordándonos que la cultura y la vida cotidiana no entienden de fronteras. En cada puntada, la frontera se difumina y se transforma en vínculo.