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Cuando los colores piensan: Genie Espinosa y la nueva imagen de la longevidad
Hay ideas que transforman un concepto.
Y hay miradas que lo vuelven visibles.
La colaboración entre el CENIE y la artista Genie Espinosa pertenece a esa categoría excepcional en la que la ciencia y el arte se reconocen mutuamente como lenguajes necesarios.
Porque la longevidad, más allá de los indicadores y los informes, necesita una estética propia, un relato que emocione, que comunique y que haga sentir a las personas que su historia —la historia de vivir más— también les pertenece.
Durante 2025, el proyecto “Lo que no cabe en palabras, cabe en colores” ha convertido la comunicación visual del CENIE en un territorio nuevo: una cartografía de emociones, símbolos y personajes que ha permitido traducir el pensamiento científico sobre la longevidad en una narrativa visual vibrante, inclusiva y contemporánea.
Por su alcance, su potencia simbólica y su coherencia con la filosofía de la Longevidad Consciente, esta colaboración se ha consolidado como uno de los Destacados del Año.
La artista que colorea el futuro
Genie Espinosa (Barcelona, 1984) pertenece a esa generación de creadoras que han devuelto a la ilustración su poder social.
Sus imágenes —protagonizadas por cuerpos diversos, colores eléctricos y rostros de geometría imposible— rompen con las jerarquías visuales tradicionales: lo bello y lo raro, lo fuerte y lo frágil, lo joven y lo maduro conviven en el mismo plano, sin fronteras.
Su obra ha sido publicada en medios internacionales como Wired, Vice, The New York Times o Das Magazine, y ha colaborado con marcas como Nike, Apple o Spotify.
Pero su fuerza no está en la lista de encargos: está en su capacidad para revelar la humanidad a través del color.
“Ilustrar para el CENIE —explicó en la presentación del proyecto— es una oportunidad para aprender sobre vidas longevas y salud. Un tema que me parece fascinante y que necesita más visibilidad.”
En su trabajo para el CENIE, Genie Espinosa ha creado un puente entre el lenguaje del conocimiento y el de la emoción. Su trazo no ilustra los textos: los interpreta.
Cada línea funciona como una metáfora visual de los grandes temas de la longevidad: el tiempo, el cuerpo, la identidad, la memoria y la comunidad.
Lo que no cabe en palabras
El proyecto toma su nombre de una certeza: hay cosas que solo el arte puede explicar.
En la era de los datos, los colores de Genie Espinosa se han convertido en una forma de pensamiento, una manera de devolver la dimensión sensible a los conceptos que sustentan el trabajo del CENIE.
Sus ilustraciones acompañan los artículos de La Bitácora del CENIE y los informes científicos sobre esperanza de vida saludable, acción comunitaria, economía de los cuidados o envejecimiento activo. Pero más que acompañar, dialogan con ellos: traducen en imágenes lo que los textos expresan en análisis.
Allí donde el lenguaje se vuelve técnico, la ilustración abre una puerta al entendimiento común.
Y esa es, precisamente, su potencia: convertir el conocimiento en emoción compartida.
Cada pieza es un ejercicio de síntesis.
Un rostro que se expande como una constelación representa la salud como equilibrio.
Un conjunto de manos entrelazadas convierte el cuidado en arquitectura colectiva.
Un ojo que flota sobre un mar de formas geométricas expresa la idea central de la longevidad consciente: mirar la vida con atención y ternura, sin miedo al paso del tiempo.
En la serie publicada durante 2025, sus imágenes han logrado algo que pocas campañas institucionales consiguen: hacer sentir al público que la longevidad no es una estadística, sino una historia que también habla de ellos.
Una estética para la longevidad
El valor de esta colaboración no se mide solo por su calidad artística, sino por su significado estratégico.
El CENIE lleva años impulsando una transformación cultural: pasar del discurso del envejecimiento al de la longevidad; de la mirada asistencial a la mirada activa; del miedo al paso del tiempo a la celebración de sus posibilidades.
Genie Espinosa ha sido, en este sentido, la artista idónea para construir una nueva iconografía.
Sus colores desbordan los límites tradicionales de la representación de la edad: no hay grises ni estereotipos, sino vitalidad, deseo y diversidad.
Sus personajes no son jóvenes ni viejos; son humanos. Y esa neutralidad simbólica es su mayor logro: hacer de la longevidad una categoría inclusiva, donde caben todas las edades.
El arte, cuando se alía con la investigación, puede cambiar la percepción colectiva.
En un tiempo saturado de información, el CENIE ha demostrado que comunicar ciencia también puede ser un acto poético.
El impacto de una mirada distinta
La colaboración con Genie Espinosa ha redefinido el modo en que el CENIE se comunica con la sociedad.
- Ha permitido ampliar el alcance del discurso de la longevidad hacia públicos más jóvenes, conectando la reflexión científica con la sensibilidad contemporánea.
- Ha ofrecido una nueva gramática visual: un lenguaje de color y forma que traduce valores complejos —como bienestar, equidad o interdependencia— en símbolos universales.
- Ha contribuido a romper el estigma visual de la vejez, mostrando que la vida extensa no es una pérdida, sino una expansión del horizonte vital.
Cada publicación del CENIE en 2025 ha llevado consigo esa huella gráfica: una identidad visual coherente, audaz, luminosa.
Por eso este proyecto no es una colaboración más: es la visualización misma de la misión del CENIE.
Arte, ciencia y esperanza
La alianza entre el CENIE y Genie Espinosa encarna una idea central de nuestro tiempo: que el futuro de la longevidad se construye también desde la creatividad.
Si los científicos miden y analizan, los artistas dan forma al imaginario colectivo que hace posible el cambio.
Y en esa intersección, el CENIE ha encontrado en Genie Espinosa una compañera de viaje imprescindible.
Su obra recuerda que las sociedades longevas no se definen solo por cuánto tiempo viven, sino por cómo imaginan la vida.
Porque hay cosas —como la plenitud, la ternura o el sentido— que no caben en los informes, pero sí en los colores.
Por eso, Lo que no cabe en palabras, cabe en colores no es solo un lema: es una declaración de principios.
Y una de las razones por las que esta colaboración ocupa su lugar entre los grandes Destacados del Año del CENIE: porque nos ha enseñado a mirar con otros ojos la vida que todavía tenemos por delante.