Dame la mano y vamos a darle la vuelta al mundo
En la imagen se capturan mis padres, casi octogenarios, tomados de la mano en la intimidad de un avión. A pesar de haber recorrido juntos casi todos los rincones del mundo, la mano temblorosa de mi madre aún delata su miedo persistente a volar. Es un miedo que nunca la abandonó, pero tampoco impidió que explorara nuevos horizontes al lado del amor de su vida.
Mi padre, con su mirada serena y su apretón firme, le ofrece un refugio silencioso, una promesa tácita de seguridad y amor eterno. Cada arruga en sus manos entrelazadas cuenta una historia de aventuras compartidas, de desafíos superados y de un amor inquebrantable que ha resistido el paso del tiempo.
Este momento, capturado al momento del despegue, refleja el coraje y la unión inquebrantable de mis padres. A pesar de los miedos y las adversidades, siempre encuentran consuelo y fortaleza en la mano del otro.