Primer encuentro
En este retrato en blanco y negro se detiene un instante irrepetible: el primer encuentro entre una abuela y su nieta, Iria, apenas un día después de su nacimiento. La imagen muestra el cruce de miradas entre dos generaciones unidas por un lazo invisible pero profundamente poderoso.
La ausencia de color acentúa la emoción pura del momento, alejándolo del tiempo y llevándolo a un territorio casi eterno. En los ojos de la abuela conviven la ternura, la sorpresa y una emoción difícil de nombrar; en la fragilidad del rostro de la recién nacida se intuye el inicio de toda una vida por descubrir.
No es solo una fotografía familiar, es un testimonio del comienzo de una historia compartida, del instante exacto en que dos vidas se reconocen por primera vez. Un gesto sencillo que encierra la inmensidad del amor, la continuidad de la vida y la memoria que acaba de nacer

