Autónomos y longevidad: (re)emprendiendo
Los datos que hemos conocido esta semana respecto a cómo se distribuye el mercado de trabajo por cuenta propia en España confirman la tendencia que llevábamos viendo en los últimos meses: los nuevos autónomos peinan canas.
El último informe que ha publicado la Asociación de Trabajadores de Autónomos (ATA) pone de manifiesto una realidad que echa por tierra muchos de los mitos que tenemos asociados sobre el autónomo y cómo es el emprendedor en nuestro país. En concreto, los autónomos de más de 65 años se han duplicado en los últimos diez años, hasta llegar a los 126.727, lo que representa el 4% del total de este grupo de trabajadores.
Este incremento, que es constante desde la última década, se ha acelerado en los últimos años, especialmente a partir del año 2017, que es cuando se aprobó la Ley de Reformas Urgentes del Trabajador Autónomo, por la que se ampliaban las limitaciones de la jubilación activa para una parte de los trabajadores por cuenta propia.
Hasta ese año, el Real Decreto del año 2013 que buscaba fomentar la jubilación activa y promover el envejecimiento activo permitía, a grandes rasgos, seguir trabajando -si se había llegado al 100% de la base reguladora- y cobrar el 50% de la pensión pública de la Seguridad Social, tanto a los asalariados como a los autónomos. Con la reforma de 2017, los autónomos se encontraron con una mejora que les daba más flexibilidad: podrían acogerse a la jubilación activa y recibir el 100% de la pensión, siempre y cuando tuvieran contratado, al menos, a un trabajador.
Esta mayor flexibilidad ha hecho que la gran mayoría de las personas que se acogen a la jubilación activa en nuestro país sean autónomos. De hecho, según el “Informe Económico-Financiero a los Presupuestos de la Seguridad Social de 2019”, que elabora la Secretaría de Estado de la Seguridad Social, cerca del 83% de los jubilados activos de España son autónomos. La cifra se ha elevado considerablemente en los últimos años, desde los 7.517 de 2013, hasta los 40.794 autónomos que gozaban de la jubilación activa a cierre de 2018.
Cambio de paradigma: jubilaciones y vidas más largas
¿A qué se debe esta tendencia? El incremento de la esperanza de vida y la incertidumbre que hay en torno al sistema público de pensiones está haciendo que cada vez nos concienciemos más sobre una realidad que ya está aquí: si no retrasamos la edad de jubilación, vamos a pasar más de un tercio de nuestra vida como jubilados, lo que va a tener un impacto directo sobre nuestro bolsillo y sobre nuestro nivel de vida.
Al margen de los objetivos personales que cada uno de nosotros tengamos para cuando dejemos de trabajar, hay uno que seguramente sea común para la mayoría de nosotros: querer mantener, al menos, el mismo nivel de vida que cuando trabajábamos.
Esto, además, se vuelve más complicado en el caso de los autónomos. El hecho de poder elegir su base de cotización hace que muchas veces no sepan qué les conviene más -si cotizar al máximo y cobrar la máxima pensión, o cotizar al mínimo y capitalizar la diferencia con ahorro privado-, o qué régimen les vincula cuando han sido asalariados y trabajadores por cuenta propia. Y esta incertidumbre se refleja, tal y como publicamos en la encuesta de “Jubilación y Longevidad” que realizamos en 2018 en Abante, en que la gran mayoría de los autónomos cree que debería empezar a ahorrar antes para su jubilación.
Como explica Belén Alarcón, socia de asesoramiento patrimonial de Abante, para poder vivir como queremos y cumplir nuestros objetivos, teniendo en cuenta que la esperanza de vida se ha duplicado en España en el último siglo y que vivir cien años ya no es ciencia ficción, vamos a tener que incrementar nuestro esfuerzo de ahorro y asumir más riesgo con nuestras inversiones y, también, alargar la fecha en la que nos jubilamos.
Esto último ya está calando entre las personas de más edad. De hecho, el informe de ATA también señala que las personas de más de 55 años que se ha dado de alta como autónomo en la última década se ha incrementado un 28%.
Y es que, debemos tener en cuenta que no solo estamos ganando años de vida, sino también calidad: vivimos más y lo hacemos mejor, lo que hace que cada vez lleguemos a la edad de jubilación más activos y con ganas de hacer cosas.
El año pasado, Metroscopia y Aquarius publicaron un informe llamado “Un país con ganas”, en el que el 66% de los encuestados señalaron que no creen que conforme avanza la edad se vayan perdiendo las ganas de hacer cosas. El mismo estudio también reflejó que una de cada tres personas de más de 65 años se planteaba emprender un nuevo proyecto.
Hacerse mayor no implica, necesariamente, dejar de trabajar o hacerlo en las mismas condiciones que antes. Con vidas tan largas debemos plantearnos alternativas, ser más flexibles, y pensar qué es lo que más nos conviene y cuáles son nuestros objetivos. Realizar un ejercicio de planificación financiera nos va a ayudar a saber cuál es nuestro punto de partida y visualizar el futuro en primera persona.