Tecnología y ocio digital en las personas mayores
La pandemia ha venido a demostrar que ocuparse del ocio no es baladí. Llenar el tiempo, a priori, no parecería una urgencia social, hasta que no se evidencia cómo su empleo correlaciona con variables como la presencia de depresión, tristeza, angustia y otros síntomas de mala vida en los mayores.
Por tanto, es necesario asumir que el ocio es un asunto estratégico, si de adultos mayores hablamos. Se trata de proporcionar a los adultos mayores un ocio creativo y un ocio enriquecedor, favorecedor del envejecimiento activo.
Cuatro son los pilares del envejecimiento activo: salud, seguridad, participación y el aprendizaje a lo largo de la vida. Estos cuatro pilares para que sean sostenibles deben ir acompañados de la intergeneracionalidad, de manera que evitemos los guetos también en el mundo digital y conservemos la relación con los más jóvenes.
Quiere ello decir que, cualquier enfoque de ocio digital puede y debe estar orientado desde los principios de que:
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La tecnología mejora el bienestar y favorece la salubridad, el mantenimiento físico, el enfoque de “mens sana in corpore sano”.
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La seguridad es imprescindible: aportar tranquilidad, eliminación de angustias, generación de confianza en el entorno y superación de barreras.
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La participación es importante, haciendo de la interacción y la evitación de la pasividad un mantra para estar en sociedad, fortalecer lazos sociales, sentir que se contribuye (lo que favorece la autopercepción, se sienten más jóvenes, con menos miedo, más confiados y audaces), combatir la soledad y hacer sentir al individuo que vive en compañía de otros, de otros muchos. Semejantes y no semejantes.
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El aprendizaje continuo es positivo, en la medida que mantiene el cerebro de la persona en funcionamiento, nos equipa para mantenernos saludables y permanecer competentes y comprometidos en la sociedad. Por lo tanto, empodera al mayor para reforzar los anteriores pilares. Las oportunidades culturales y de aprendizaje (tener la oportunidad de aprender cosas nuevas) que brindan hoy las tecnologías generan unas oportunidades de mejorar la calidad de vida únicas en la historia.
¿Y qué hay de la brecha digital?
Según el INE, al aumentar la edad desciende el uso de Internet en hombres y mujeres, siendo el porcentaje más bajo el que corresponde al grupo de edad de 65 a 74 años (un 70,5% para los hombres y un 68,9% para las mujeres).
Por tanto, aunque se está produciendo, felizmente, una reducción de la brecha digital sigue existiendo entre los usuarios y no usuarios que se puede atribuir a una serie de factores:
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La falta de infraestructura (en particular en las zonas rurales donde viven muchos adultos mayores).
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La falta de conocimientos de informática y habilidades necesarias para usar las tecnologías.
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La falta de interés -casi siempre por desconocimiento- en lo que la sociedad de la información puede ofrecer.
Continúan siendo necesarias políticas específicas de inclusión digital entre diferentes clases sociales, pues es evidente que a mayor nivel social y cultural, mayor hábito de uso de la tecnología.
Aun así, el progreso digital de los mayores ha sido evidente:
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De una parte, llegan a ser mayores, personas que ya se habituaron a usar Internet a sus cincuenta años, aproximadamente.
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Ha mejorado la infraestructura digital con redes, hardware y software más generalizados, accesibles y más sencillos de usar.
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Resulta una obviedad que la COVID 19 ha supuesto un acelerador de la digitalización, en general, y entre los mayores en particular: para hacer videollamadas, para llenar el tiempo en casa.
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También se empieza a reducir la llamada “brecha digital de género”, toda vez que las mujeres estarían incorporándose a los usos digitales en un ritmo algo superior al de los hombres.
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Este mayor manejo de las tecnologías por los mayores también se ha trasladado al teléfono móvil. En 2009, la diferencia entre los grupos de edad de mayor uso y el de los mayores era de 33 puntos porcentuales; en 2020, y con la mayor parte de las respuestas a la encuesta realizada en plena pandemia, la brecha se ha quedado reducida a cinco puntos, es decir, prácticamente inexistente.
El análisis de los usos de las tecnologías me ha hecho sostener hace tiempo que las herramientas a emplear en el ocio digital de las personas mayores son, o deberían ser, por este orden:
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La televisión. Muchas personas mayores encuentran frenos, a estas alturas de su vida, casi siempre ficticios (“no puedo aprender ya”) o basados en la pereza (“aprender a estas alturas, uff”) para emplear tecnologías digitales. Sin embargo, conocen el mando a distancia de la televisión y esta “caja tonta no tan tonta” puede ser el vehículo ideal para el ocio de los más mayores. Me refiero a “otros usos de la televisión”, no a ver la televisión convencional, y con canales de estimulación cognitiva o el uso de la televisión como “proyector de actividades en directo o en diferido”.
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El ordenador.
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La tableta. Se sabe que Apple se sorprendió al comprobar como la tableta logró posicionarse de forma superior a la prevista entre las personas más mayores. El adulto mayor cuenta en la tableta con un aliado por su tamaño y usabilidad. A veces pueden encontrarse con algunos impedimentos a la hora de poder leer los pequeños textos de la pantalla del móvil o simplemente les puede resultar complicado manejar un teclado tan pequeño.
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El smartphone. Para los más mayores, a veces será necesario hacerlo más usable.
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Aplicaciones para Smartphone y tabletas. Beneficios de la utilización de “Apps” móviles para personas mayores.
Al analizar los tipos de actividades realizadas por Internet por parte de los mayores, se observa que tanto en hombres como en mujeres las actividades más realizadas son:
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Usar mensajería instantánea.
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Telefonear y chatear.
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Realizar videollamadas a través de Internet.
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Buscar información sobre bienes y servicios.
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Recibir o enviar correos electrónicos.
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Leer noticias, periódicos o revistas de actualidad on-line.
Las nuevas tecnologías son también una gran alternativa para cuidar otros aspectos del día a día e incluso para o hacer ejercicio, pero esta potencialidad aún no ha calado entre los más mayores. Sigue haciendo falta un ejercicio de alfabetización digital que ha de ser impulsada tanto por las administraciones públicas (por su evidente efecto positivo en la reducción del coste sanitario, entre otros), como por las empresas privadas, interesadas en comercializar sus productos y servicios.
Usos interesantes de las tecnologías para los mayores
Algunos de los principales usos que veo en las tecnologías para la mejora de la vida de las personas mayores son:
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El uso comunicativo: fomento de todas aquellas tecnologías y/o aplicaciones que permitan la comunicación con los suyos. El contacto con la familia es indispensable para las personas mayores ya que mejora su salud emocional y evita el aislamiento social. Las nuevas tecnologías facilitan esta conexión a través de numerosas herramientas y aplicaciones como pueden ser el teléfono, las videollamadas… También las redes sociales. Es muy interesante el uso de Facebook y Pinterest por parte de las personas mayores.
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El uso informativo. Es muy llamativo el consumo de contenido digital por parte de las personas mayores con suscripciones a todo tipo de medios.
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El uso cultural. Los audiolibros, la consulta de recomendaciones de cine, documentales, música, las revistas digitales de cultura, la radio online, las visitas gratuitas virtuales a museos y exposiciones, las plataformas televisivas, Youtube, videojuegos, misas online, etc.
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El uso para actividad física y mental sin moverse de casa, a través de entrenamientos online, clases dirigidas, ejercicios de memoria, etc.
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El uso para puro entretenimiento, como las plataformas digitales de TV, por ejemplo.