Calco del inglés Mozart effect.
Algunos estudios han analizado los supuestos efectos favorables que la música de Mozart provoca en las capacidades mentales. En los años 90 se abrió un debate sobre si la música de Mozart, o de otro compositor de música clásica, podía incidir en la capacidad cognitiva de las personas. De acuerdo con los investigadores, la armonía de las piezas de Mozart estimularían el cerebro. Lo que sí se ha probado es que ese efecto se limita a la ejecución de ejercicios de razonamiento espacial. En cualquier caso, y pese a que otros estudios ponen en tela de juicio tales efectos, se acepta que la música clásica, como la de Mozart, tiene la capacidad de relajar y agradar a los pacientes. Tampoco se niega que el hecho de cantar, sobre todo canciones conocidas de hace mucho tiempo, es una manera eficaz de entablar comunicación con el paciente.
«La intérprete y compositora Kay Gardner cuenta una experiencia que tuvo cuando cuidaba a su padre, que estaba en fases avanzadas de las enfermedades de Alzheimer y de Parkinson. [...] se sentó junto a su padre y trató de comunicarse con él. Era raro que él estuviera lúcido más de veinte minutos seguidos (generalmente se quedaba mirando fijo, como alucinado), pero pasados unos cinco minutos de música, Kay comenzó a hablarle a su padre de su salud y de su futuro. "No sé cómo —escribe en Sounding the Inner Landscape—, de modo casi milagroso, logramos comunicarnos durante unos diez o doce minutos. De verdad, fue maravilloso poder tener esa conversación con él [...] antes de que muriera". Mi música había restablecido el orden en las ondas cerebrales del padre de Kay, aunque sólo haya sido durante un rato breve. No puedo imaginarme nada más gratificante para un compositor que haber hecho posible esa conversación» (Campbell, 1998: 65-66).
«No es este el lugar más indicado para desarrollar las teorías existentes sobre el llamado "efecto Mozart", una teoría que, por otra parte, se sigue discutiendo. Lo único evidente es que la música de Mozart, por espontánea, por encantadora, por su riqueza melódica, por su inventiva inagotable y siempre nueva, quizás sobre todo por su belleza formal y su maravillosa armonía […], serena los ánimos y fomenta alegría de vivir, con absoluta independencia de las teorías de los psicólogos. Escuchemos a Mozart, […] porque, aunque con ello no seamos más inteligentes ni más capacitados para el cálculo, seremos, eso es seguro, más felices» (Comellas, 2008: 174).
Impresión agradable que la música de Mozart deja en el paciente.