Desgaste del cuidador: Atento a los síntomas
El agotamiento del cuidador es un estado de agotamiento físico, mental y emocional. El agotamiento en este sentido puede venir en un cambio de actitud, de positivo y optimista a negativo o apático. También conocido como tensión y carga del cuidador, puede ocurrir cuando no hay ayuda disponible, o si el cuidador trata de hacer más de lo que tiene tiempo, dinero o energía para manejar.
Signos de agotamiento del cuidador
Los primeros signos de agotamiento son cuando te encuentras con que te estás volviendo irritable y tenso. Puede que empieces a sentirte enfadado. No se necesita un título en psicología para entender que cuidar de alguien más puede implicar grandes cantidades de estrés. Pero ayuda identificar los aspectos comunes en la mayoría de las situaciones de agotamiento:
Expectativas de uno mismo - Esto puede tomar muchas formas. Muchos cuidadores esperan que su participación en el cuidado del paciente tenga un efecto positivo en su salud y felicidad. Esto es poco realista para los pacientes con demencia o una enfermedad progresiva como el Parkinson. Otros deben dividir su tiempo entre el cuidado y otro trabajo.
Expectativas de los demás - A veces el paciente u otros miembros de la familia pueden imponer exigencias irrazonables al cuidador principal. Si algún pariente descuida sus propias responsabilidades, esto traslada aún más cargas al cuidador principal. Algunos cuidadores también sienten la presión social de que no están haciendo lo suficiente. Mientras que los amigos y vecinos se apresuran a elogiar a un hijo, una hija o un cónyuge "sufriente" que se queda en casa y pone su vida en espera por su ser querido, es posible que no entiendan o simpaticen con alguien que no pueda hacer un sacrificio tan "noble".
Pérdida de control - Es frustrante no tener suficientes recursos o habilidades para manejar eficazmente la atención de alguien. Los cuidadores se dan por sentados y son invisibles en el sistema. La mayoría no están especialmente entrenados para sus exigentes responsabilidades. Esto genera incertidumbre, y la incertidumbre a menudo pone en movimiento las ruedas del agotamiento a medida que un padre que envejece se vuelve más indefenso.
Desencadenantes
Los desencadenantes ocurren de diferentes maneras. Puede ser un evento que el paciente no puede controlar, como una caída. En el caso de los pacientes con demencia, hasta el cuidador más comprometido tiene un punto de ruptura, especialmente a medida que las noches se vuelven más y más insomnes. Los individuos con Alzheimer, por ejemplo, pueden despertar a su cónyuge cada pocos minutos, volverse violentos, causar disturbios públicos o alejarse de su hogar. Todas estas cosas pueden desencadenar el agotamiento.
Si no reconoces o no te preparas para los posibles desencadenantes, podría estallar o explotar cosas que sabes que tu ser querido no puede controlar. El agotamiento extremo es muy peligroso. Por eso es importante conocer y hacer un balance de tus síntomas. Estar consciente de ellos y prepararse para los eventos que pueden inducir el estrés y que pueden sucederle a tu ser querido debido a su condición, puede ayudarte a manejar adecuadamente el estrés y protegerte a sí mismo.
Ten en cuenta que la carga del cuidador progresa con el tiempo. Puedes sentirte bien al principio y seguro de que la situación está bajo control, sólo para tener problemas a medida que la condición del paciente empeora, descuidando cosas como el ejercicio y el cuidado personal. A medida que la carga de cuidar a tu ser querido aumenta, la depresión generalmente empeora. Es un riesgo enorme. Si no tratas la depresión, la calidad de tu atención también disminuye. Esto requiere una cita médica crítica. Es posible que necesites medicamentos o asesoramiento. Sobre todo, es importante reconocer que este es un escenario muy común. Aunque no tengas tiempo para todo, debes dedicar tiempo a tu bienestar emocional.
Cómo sobrellevar o prevenir el agotamiento del cuidador
Busca ayuda. Un terapeuta licenciado puede ayudarte a encontrar estrategias para lidiar con la creciente presión de ser un cuidador. La terapia de conversación y las técnicas de relajación pueden ayudar a controlar el estrés.
Aprende a ser realista. Siéntate con tu ser querido, o con los miembros de su familia si las capacidades cognitivas del paciente están comprometidas, y haz una lista de lo que crees que puedes hacer y de lo que puedes necesitar para contratar ayuda a medida que pasa el tiempo. Haz un plan, con la participación de todos, para que sean consciente de tus límites.
Considera la tecnología de vigilancia. Los dispositivos domésticos inteligentes han permitido el control remoto de muchos sistemas domésticos. Esto permite monitorear la temperatura del termostato, fugas de agua o inundaciones, uso de electrodomésticos y luz, y mucho más. La vigilancia por video y sonido puede ofrecer tranquilidad a aquellos que no pueden estar con sus seres queridos constantemente. Una herramienta digital puede proporcionar recordatorios de medicamentos, entrenamiento en salud, alertas automatizadas y un avatar interactivo que puede ofrecer apoyo psicológico y reconfortante.
Aprovecha al máximo los recursos de la comunidad. Las personas de la tercera edad pueden ser elegibles para servicios de bajo o ningún coste, tales como enfermeras visitantes, entrega de comidas y programas de día para adultos. Esta red de apoyo puede aliviar aún más el estrés de los cuidadores.
Edúcate sobre la condición de tu ser querido. Es probable que tu ser querido se enfrente a varios problemas de salud, tome múltiples medicamentos y tenga múltiples proveedores de atención médica. Busca maneras en las que pueda desarrollar tus habilidades de cuidado - algunas organizaciones y hospitales locales pueden incluso ofrecer clases específicas para la enfermedad de tu ser querido que pueden ayudarte en el proceso. También puedes aprender sobre consideraciones de seguridad, comportamientos y consejos sobre cómo manejar las actividades de la vida diaria como vestirse y bañarse.
Cuidados personales
El autocuidado es fundamental. Cuidar de tu salud física es una buena manera de mantenerse emocionalmente saludable. Planifica las metas de salud y trabaja para alcanzarlas, esto debe incluir una buena rutina de sueño y ejercicio unas cuantas horas a la semana. Asegúrate de comer sano y beber mucha agua, incluso si viajar a la casa de su ser querido limita tu tiempo. Evita el tabaco y el alcohol y elige una buena nutrición. Házle saber a tu médico que eres el cuidador y pregúntale acerca de las vacunas y exámenes recomendados. La relajación diaria y la práctica de la meditación también pueden ser beneficiosas.