Marcadores no invasivos de cáncer hepático, ¿sería recomendable realizar un cribado en personas mayores?
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2020, el cáncer hepático es el sexto tipo de cáncer con mayor incidencia a nivel mundial y la tercera causa de muerte debida al cáncer, por detrás del cáncer de pulmón y del cáncer colorrectal (https://gco.iarc.fr/today/data/factsheets/cancers/11-Liver-fact-sheet.p…). Aunque en los últimos años se ha observado una disminución de la incidencia de la mayoría de los tumores, en el caso del cáncer de hígado el número de pacientes diagnosticados al año no solo no ha disminuido, sino que ha aumentado. Una característica común de los pacientes es que tienen más de 60 años en el momento del diagnóstico y, de hecho, la edad avanzada se considera un factor de riesgo para el desarrollo de todos los tipos de cáncer, pero es especialmente importante en el cáncer hepático.
En el caso del hepatocarcinoma (HCC) desde hace años existen programas de seguimiento de sujetos pertenecientes a algunos grupos de riesgo, es decir, pacientes con cirrosis alcohólica o con infección vírica por hepatitis B o C, para facilitar su detección precoz pero, a pesar de ello, un porcentaje importante de casos se siguen diagnosticando tarde. Existe un debate sobre si los pacientes con hígado graso sin cirrosis también deberían incluirse en programas de vigilancia del cáncer hepático.
En el caso del colangiocarcinoma (CCA), con frecuencia aparecen en pacientes sin enfermedades previas, aunque se han identificado factores de riesgo que predisponen en mayor o menor medida al desarrollo de este tipo de tumor, destacando la presencia de quistes biliares y de cálculos biliares, enfermedades crónicas que afectan a las vías biliares, o infecciones parasitarias o por virus de la hepatitis B o C. El consumo de alcohol y de tabaco, la diabetes y la enfermedad de hígado graso no alcohólico se asocian menos con el desarrollo de CCA, pero son tan frecuentes que se espera que en los próximos años sean los principales factores de riesgo de las personas mayores de nuestro entorno a las que se les diagnostique este tipo de tumor.
El proyecto OLD-HEPAMARKER tiene como objetivo identificar marcadores mínimamente invasivos que permitan un diagnóstico precoz del cáncer hepático, con especial atención en el CCA. Hasta la fecha se han identificado marcadores con potencial utilidad para el diagnóstico temprano de estos tumores, que serán validados en una población amplia de pacientes con CCA de edad avanzada que se está seleccionando, pero cuando se disponga de marcadores diagnósticos fiables que puedan analizarse en los hospitales es importante que esté identificada la población en la que deberían realizarse los análisis: ¿sería conveniente que se realice el test a todos los mayores de 65 años aunque no tengan factores de riesgo? ¿o mejor a todos los mayores de 60 años si tienen algún factor de riesgo? En el futuro sería ideal que el cáncer hepático se incluya en programas de cribado, al menos en las personas mayores con ciertos factores de riesgo pero, de momento, es necesario realizar estudios coste-beneficio para incluir a más grupos de población.
En el marco de la red europea para el estudio del CCA (ENS-CCA) se ha recopilado información de más de 2200 pacientes con esta enfermedad de 11 países (casi un 25% españoles) y el análisis de los datos está aportando información muy valiosa para distintos objetivos: i) para identificar nuevos factores de riesgo, ii) para determinar si los pacientes más mayores (>85 años) tienen características diferentes de los mayores más jóvenes (65-85 años) y de los jóvenes (<65 años), y iii) para seleccionar qué grupos de mayores deberían ser monitorizados para detectar cuanto antes si tienen un daño hepático que podría evoluciona a CCA. Los datos completos del primer estudio fueron presentados por primera vez en la reunión de la Cholangiocarcinoma Foundation que este año también también se celebró online (https://cholangiocarcinoma.org/2021-annual-conference/agenda/).
En este estudio, la edad media de los pacientes con cáncer biliar en el momento del diagnóstico fue de 66 años, con un ligero predominio de hombres frente a mujeres. Como se observa en la figura 1, un 55% de los pacientes tenían sobrepeso/obesidad, un 22% diabetes, un 39% hipertensión arterial, un 7% hepatitis vírica y un 19% enfermedades biliares. Además, un 33% de pacientes consumía de forma frecuente tabaco y un 20% alcohol a diario, aunque las cifras podrían ser más altas.
Figura 1. Factores de riesgo identificados en el estudio de pacientes con colangiocarcinoma a nivel europeo. IMC, índice de masa corporal.
Algunos de los factores de riesgo se podrían eliminar o reducir, como el consumo de sustancias tóxicas, sin embargo, muchas personas no le dan importancia a tomar “un poco” de alcohol en las comidas y “algo extra” los fines de semana y tampoco se plantean dejar de fumar hasta que un médico se lo indica por un problema serio de salud. En cuanto al alcohol, hasta hace poco se decía que un consumo “moderado” es beneficioso para la salud, y este mensaje puede llevar a confusión, pero en los últimos años las sociedades médicas están dejando claro que no se puede recomendar su consumo, ni siquiera en pequeñas cantidades. Su asociación con desarrollo con distintos tipos de cáncer es muy alta, especialmente con el hepatocarcinoma.
No hay duda de que evitar el sobrepeso también sería deseable, y aunque el ejercicio físico puede verse reducido en algunas personas mayores, cualquier tipo de ejercicio, aunque sea moderado, debería formar parte de los hábitos saludables que se deben mantener durante toda la vida (Figura 2), junto con una dieta equilibrada.
Figura 2. Recomendaciones para reducir el riesgo de aparición de tumores biliares en la edad avanzada y para detectarlos de forma precoz para favorecer la curación.
Junto a esto deben incluirse chequeos médicos periódicos y, en el futuro, sería recomendable realizar análisis para la detección precoz de tumores hepáticos, y que se lleven a cabo cribados en personas mayores de forma similar a lo que en la actualidad se realiza para la detección del cáncer de mama o de colon. De hecho, el análisis de los datos del registro europeo confirma que cuando la detección del tumor se realiza en etapas menos avanzadas, y es posible realizar una extirpación quirúrgica, aumenta la supervivencia de los pacientes, incluso si son muy mayores, por lo que es necesario ampliar los esfuerzos para disponer cuanto antes de marcadores mínimamente invasivos de cáncer hepático.
Referencias
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