Efectos de la actividad física en la salud
Después de los 40 años es posible detectar un deterioro de la función de los sistemas fisiológicos, con cambios anatómicos y estructurales asociados. Por ejemplo, el deterioro cognitivo progresivo afecta la memoria y el aprendizaje; el músculo esquelético se atrofia y se debilita progresivamente (lo que se conoce como sarcopenia) y la disminución de la densidad mineral ósea relacionada con el envejecimiento conduce a la osteopenia y la osteoporosis. La edad cronológica es un buen predictor del estado de salud, la carga de enfermedad y la capacidad física, pero existe una considerable variabilidad interindividual, ya que algunas personas mayores tienen muy buena salud asociada a una buena capacidad física, y otras muestran un inicio acelerado de debilidad, discapacidad y fragilidad.
Existe evidencia contrastada que la actividad física tiene efectos beneficiosos sobre la función cardiovascular y respiratoria, disminuye la morbilidad y la mortalidad, reduce el dolor, mejora la función cognitiva, reduce el riesgo de caídas, y previene o mitiga las limitaciones funcionales favoreciendo un vida independiente.
Asimismo, llevar a cabo una actividad física libera sustancias químicas en el cerebro que nos hacen sentir bien, lo que aumenta nuestra autoestima y nos ayuda a concentrarse, así como a dormir bien y sentirse mejor. Otros beneficios incluyen una disminución de la ansiedad y la depresión, una mejora de la sensación de bienestar, menos tensión, estrés y fatiga mental, una mayor motivación, y un aumento del apetito.
Las nuevas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del 20201 enfatizan que cualquier cantidad de actividad física es mejor que nada, incluso cuando no se cumplen los umbrales recomendados. Este es un mensaje muy positivo y un avance con respecto a las pautas anteriores que requerían realizar cualquier actividad física en episodios continuos de al menos 10 minutos para mejorar la salud, ya que muchas personas mayores no alcanzan los niveles mínimos de actividad física deseables.
Hay otros cambios notables en la nueva guía de la OMS con respecto a las personas mayores. En primer lugar, se recomienda que todas las personas mayores realicen ejercicios multicomponentes que tengan como objetivo la mejora del equilibrio y la fuerza, a una intensidad moderada o vigorosa, 3 o más días a la semana, para mejorar la capacidad funcional y prevenir caídas. En la guía previa, dicha recomendación se limitaba únicamente a las personas con movilidad reducida. Estas sesiones deben sumarse a los 30 minutos durante al menos 5 días a la semana de actividad física aeróbica. Además, se aconseja limitar el tiempo sedentario en todas las edades, pero específicamente en las personas mayores ya que son el colectivo de personas con un mayor porcentaje de tiempo en comportamiento sedentario. Las nuevas directrices reflejan la creciente evidencia de los beneficios de reemplazar el tiempo sentado con una actividad de cualquier intensidad.
La Fundación General de la Universidad de Salamanca, a través del Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE) y bajo la dirección científica de la Fundación CTIC-Centro Tecnológico de la Información y la Comunicación, pone en marcha una interesante iniciativa donde la innovación y la tecnología se unen con un objetivo común: motivar a las personas mayores para mejorar su salud y favorecer su bienestar físico, emocional y social. El Programa “Mejora tu estado físico” forma parte de la investigación para la promoción de una longevidad saludable entre las personas mayores de 65 años. Su objetivo se centra en evaluar el valor y condición del ejercicio físico en un entorno urbano con el apoyo de tecnología amiga y retos para motivarte.