07/05/2020

Cómo cuidar el sistema inmunológico después de los 60

Cómo cuidar el sistema inmunológico después de los 60 - Salud, Sociedad

Con el envejecimiento viene el cambio en la inmunidad del cuerpo. El sistema de defensa del cuerpo no funciona tan bien como lo hacía en la juventud. Afortunadamente, hay medidas que los adultos mayores pueden tomar para compensar el declive del sistema inmunológico. Es importante hacerlo para protegerse de los virus y otras condiciones de salud.

La mayoría de las personas dudan en tomar medicamentos o recibir vacunas que podrían no ser necesarias. Es por eso que los adultos mayores deben discutir primero con sus médicos sobre los refuerzos naturales del sistema inmunológico. 

Mantén tu sistema inmunológico fuerte

La primera tarea que todos debemos cumplir es mantener nuestro sistema inmunológico fuerte, lo que implica una buena dieta y ejercicio cardiovascular.

Fuera nicotina: Fumar envenena nuestras células del sistema inmunológico y ya es tabú por otras razones importantes.

Lleva una dieta bien equilibrada: Si bien esto es importante a cualquier edad, lo es especialmente para los adultos mayores. Una dieta saludable es la mejor manera de ingerir las vitaminas, minerales y proteínas necesarias para un sistema inmunológico fuerte. Los suplementos vitamínicos deben considerarse sólo eso: suplementos. No se debe depender demasiado de las vitaminas porque el cuerpo absorbe y procesa los medicamentos y los suplementos de manera diferente durante la edad adulta. Esto puede hacer que los beneficios de los suplementos sean inconsistentes. Habla con tu médico de cabecera para ver qué tipo de dieta te recomienda. 

Descansa bien: El cuerpo necesita dormir para regenerarse. Este tiempo de recuperación es aún más importante para los adultos mayores, que son más susceptibles a la inflamación, la infección y la fatiga. La mayoría de los expertos en salud recomiendan ocho horas de sueño de calidad por noche. Desafortunadamente, los adultos mayores también sufren de insomnio en mayor número que los jóvenes. Si tu o un adulto mayor que amas sufre de insomnio, la ayuda de un médico o de un especialista en trastornos del sueño es vital.

Haz ejercicio y manténte activo: El ejercicio es otra intervención para mantener tu sistema inmunológico fuerte a medida que envejeces. Hacer ejercicio durante 30 minutos al menos cinco días a la semana puede ayudarte a combatir las enfermedades. Junto con el ejercicio, evita estar sentado durante largos períodos de tiempo. Un estilo de vida sedentario está relacionado con problemas de salud que van desde la diabetes hasta la hipertensión arterial.

Manténte hidratado: La gente suele subestimar la importancia de una buena hidratación. El agua ayuda con la energía, la digestión, la salud de la piel y el sueño. También permite que el cuerpo absorba mejor las vitaminas y los minerales y elimine los residuos. Una buena regla general es beber al menos ochos vasos de agua todos los días. También puedes beber zumo de fruta natural o té todos los días. El consumo de alimentos con alto contenido de agua, como las hojas verdes, bayas y melón, también ayudará.

Controla el estrés: El manejo del estrés es otro refuerzo inmunológico del que la gente no suele ser consciente. Entre los muchos problemas de salud negativos causados por el exceso de estrés se encuentran los estragos causados en el sistema inmunológico. El estrés disminuye los linfocitos, los glóbulos blancos que ayudan al cuerpo a combatir las infecciones. También aumenta la producción de cortisol. Con el tiempo, demasiado cortisol puede aumentar la inflamación. Hay una variedad de formas de manejar el estrés sin medicamentos, incluyendo diarios, meditación, yoga, caminatas y natación.

¿Están tus vacunas al día?

Todo el mundo debe tener su cartilla de vacunas al día. Es importante revisar cada cierto tiempo para ver si no se nos ha olvidado ninguna. Sin embargo, hay vacunas que podemos y muchos debemos ponernos todos los años. Trabaja con tu médico para mantenerte al día con las vacunas. La mayoría recomiendan una vacuna anual contra la gripe, así como las vacunas contra el herpes, la Tdap y la neumonía.