Cómo las elecciones de hoy afectan al cerebro de mañana
Lo que le suceda en el universo de tu cerebro tendrá mucho que ver con cómo te sientes sobre tu propio envejecimiento.
Creemos que hay tres deseos universales compartidos por todos nosotros a medida que envejecemos: permanecer sanos y vitales con nuestra memoria razonablemente intacta; estar comprometidos y animados por nuestras actividades y encuentros cotidianos; y amar y ser amados, permaneciendo conectados con la familia, los amigos y la comunidad.
Podríamos desear que estas cosas sucedieran por casualidad, sin mucho esfuerzo de nuestra parte. Pero esto puede ser más difícil de lo que piensas. Cualquiera que sea tu edad, no importa cuán saludable estés en este momento, es prudente que tomes medidas ahora para proteger tu cerebro, para avivar tu mente y para despertar tu corazón. Las elecciones que hagas hoy determinarán si creas un mañana más sano, más feliz, más conectado... el año que viene... y durante las próximas décadas.
Ninguno de nosotros tiene que ser perfecto para hacer estas elecciones, pero te animamos a que hagas una elección más saludable más a menudo.
Aquí algunos pasos sencillos que puedes tomar ahora mismo para asegurar un mejor mañana.
Un cerebro joven está bien descansado
El sueño de buena calidad no es negociable para la salud del cerebro, y en muchos sentidos, es el eje de la buena memoria y la salud mental. Cuando dormimos bien, todo lo relacionado con el cerebro funciona mejor y sucede inmediatamente. El sueño mejora el estado de ánimo, despeja la mente y repara el cuerpo. Si no está durmiendo bien ahora, empieza con esta clave increíblemente importante y aprende todo lo que puedas para mejorar tu sueño.
Si bien es cierto que muchos de nosotros dormimos menos a medida que envejecemos, no es cierto que los adultos mayores necesitan dormir menos. Muchos de nosotros simplemente no podemos dormir bien por una amplia variedad de razones, incluyendo incomodidad, enfermedad y medicamentos. He aquí una estrategia sencilla, sorprendentemente eficaz y poco utilizada para mejorar el sueño: controlar de cerca la exposición a la luz.
Como todos los mamíferos, nuestros cuerpos reciben una poderosa señal diaria de la naturaleza: el ritmo de la luz y la oscuridad. Estamos destinados a recibir luz brillante durante el día, todos y cada uno de los días y muy poca luz por la noche.
Para alinearse mejor con tus biorritmos naturales, trata de darte al menos una hora de luz muy brillante al principio del día. Es mejor obtenerla del sol, pero si eso no es posible (por ejemplo, durante el invierno en las zonas del norte), puedes comprar un dispositivo económico como un simulador de amanecer, que ilumina gradualmente tu dormitorio, engañando a tu cerebro para que piense que el sol está saliendo. Aún más potente es un dispositivo de terapia de luz de espectro azul que puede usarse durante 30 minutos a cualquier hora de la mañana, aunque más temprano es mejor.
Por la noche, ten mucho cuidado de minimizar tu exposición a la luz. Apaga las luces de tu habitación y los dispositivos de pantalla una o dos horas antes de acostarte, lee con una luz de muy bajo nivel de un pequeño libro o una pantalla con luz de fondo y si necesitas una luz nocturna por seguridad, asegúrate de que sea muy tenue y no tenga ninguna luz de espectro azul.
Un cerebro joven cultiva la curiosidad
Cuando te expones a algo nuevo, puedes sentirte incómodo al principio. Tu cerebro encuentra que la novedad es un desafío, lo que puede incluso dejarte un poco perplejo por un momento. Pero para la salud de tu cerebro, eso es algo bueno.
La emoción mental de encontrar soluciones creativas a tales desafíos hace cosquillas en los centros de placer de tu cerebro con moléculas de dopamina que ayudan a centrar la atención en las nuevas soluciones y a fijarlas en tu memoria. Por eso es tan importante desarrollar la habilidad de la curiosidad. La búsqueda deliberada de lo nuevo y diferente conduce a una mayor flexibilidad mental y ayuda a mantener la adaptabilidad y la capacidad de recuperación a lo largo de la vida.
Aquí hay una forma fácil de ejercitar los músculos de la curiosidad. La próxima vez que te enfrentes a la elección entre hacer lo mismo de siempre o algo nuevo y audaz, elige la opción que no hayas hecho antes. Puede ser tan simple como escuchar música diferente, tomar un nuevo camino a casa desde el trabajo o ir a cenar con nuevos amigos.
Con el tiempo, puedes desafiarte a ti mismo con cosas que son más difíciles. Esto es la neuroplasticidad en el trabajo. Estás forzando a tu cerebro a hacer nuevas conexiones, y si sigues desafiándote de esta manera, crearás nuevas vías cerebrales que te servirán bien en las próximas décadas.
Un cerebro joven está bien conectado
Una de las mayores recompensas de la vida es, sin duda, nuestro grado de conexión con los demás. Sorprendentemente, también es quizás el más potente de los fertilizantes cerebrales, ayudando a establecer más neuronas nuevas y una mayor conexión entre las células cerebrales que casi cualquier otra cosa que puedas hacer.
Somos, después de todo, seres sociales. Enriquecer tus conexiones sociales te protege de una de las mayores tensiones de la vida: el miedo y la ansiedad que pueden surgir de una sensación de soledad o aislamiento. La búsqueda de conexiones genuinas con los demás activa los circuitos de empatía que se encuentran en lo profundo de su cerebro, fortalece los canales entre los centros de emoción, razonamiento y juicio de su cerebro.
En resumen, profundizar en las conexiones con los demás te hace más flexible, compasivo y equilibrado emocionalmente, es decir, una persona con ecuanimidad y sustancia. Aquí hay un simple primer paso. Cuando te encuentres con alguien que conozcas, sé consciente de la tendencia a intercambiar saludos cortos - ¿Cómo va? Bien, ¿y tú?
En lugar de eso, tómate un momento para prolongar el encuentro. Haz una pregunta real, algo sobre lo que tengas curiosidad genuina. Tómate un tiempo para escuchar realmente su respuesta. Haz que la interacción sea un poco más "significativa".
Haz de esto una práctica que puedas usar para despertar el deseo de conectar con los demás. Cuando haces esto repetidamente, estás creando un nuevo hábito en el corazón que hará que tu cerebro cante a cualquier edad.