Arquitectura y funciones neurológicas: Centros de día, residencias y viviendas para mayores
Es este artículo quisiera exponer algunas reflexiones que trato de un modo amplio en mi libro “Diseño y arquitectura. Entornos y edificios vivenciales y terapéuticos para mayores”, que pronto verá la luz. Son representativas del tratamiento que propongo para el conjunto de perfiles por tipos de funciones neurológicas que requieren escenarios espaciales -arquitectura- que faciliten, mejoren, el funcionamiento del Sistema Nervioso Humano (SNH) de las personas. En especial en etapas de envejecimiento.
Siempre en línea con el modelo para diseñar con seguridad espacial cognitiva, relacionado con la orientación y deambulación de todas las personas.
Seguridad espacial cognitiva
Reúne un “conjunto sistemático de recursos para el diseño espacial” que tiene en consideración funciones neurológicas para la deambulación y la orientación espacial. Se expresa en un vocabulario arquitectónico, un sistema de apoyos que, teniendo en cuenta esas funciones aconseja sobre cómo habría que actuar en caso de que hubiera, aunque leve, una lesión innata o adquirida que pudiera estar afectando a alguna de ellas.
¿Cómo habría que actuar en estos casos?
El primer paso -para concretar un paradigma que demostrara su validez- ha sido investigar cómo funcionan las personas en su diversidad de modos cognitivos: con discapacidades intelectuales, del desarrollo y etapas del envejecimiento
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Sistematizado en un paradigma de diseño que, basado formal y funcionalmente en un sistema topológico de apoyos: esquemas claros y estructuras bien definidas de nodos y circuitos, mejora el desenvolvimiento de las personas en su deambulación en entornos y edificios.
Hace algunos años, propuse un “Modelo para diseñar espacio accesibles, espectro cognitivo” (2014) que a través de la rotura del efecto laberinto, ofreciera respuestas para todas las personas. Con posterioridad a esta primera propuesta -ampliamente desarrollada en una bibliografía que culminó en el año 2018 con la publicación del “Índice de accesibilidad cognitiva”- inmersa ya en proyectos de accesibilidad cognitiva en equipamientos para mayores- tuve la necesidad de profundizar más, descubrir otros campos para avanzar en este modelo buscando una mayor autonomía de las personas en residencias, centros de día y por supuesto en sus viviendas.
De esta necesidad nació mi ansia de investigar las funciones neurológicas que pudieran estar afectadas en la vejez y seleccionar aquellas, que a través del diseño y la arquitectura, pudieran ayudar a mejorar o resolver problemas de deambulación y orientación. Es importante resaltar que la mirada siempre ha estado puesta en la arquitectura como objetivo: la lectura se ha centrado en los procesos relacionados con la aferencia sensorial y la eferencia en materia de representación espacial, comprensión formal y actividad motriz.
Desde que comencé a comprender los procesos de la cognición para “envolver” a las personas con un diseño seguro, llamó mi atención desde un primer momento cómo, se lleva a cabo el procesamiento de la información -aferente y eferente- por dos vías, ventral y dorsal que cambió por completo mi enfoque, la mirada sobre los espacios construidos. Estas dos vías, y los procesos necesarios hasta alcanzar el momento en que se generan memorias -o su interrupción en función de daños cerebrales- me desvelaron la necesidad de pensar en el diseño de componentes espaciales que se adaptaran mejor a esas condiciones. La inmersión en el conjunto de funciones neurológicas del SNH fue larga y compleja, pero todo un descubrimiento teniendo como horizonte el diseño y arquitectura.
Lo realmente difícil en todo esfuerzo intelectual es ese momento en que se hace necesario llegar a resultados operativos que ofrezcan datos que puedan volcarse en proyectos y sean útiles para su uso por otros profesionales. Y demostrar cómo, adaptando o ajustando estructuras, formas, relaciones, funciones, actividades, colores es posible arribar a resultados en materia de diseño que mejor se adaptan al desenvolvimiento, a la deambulación y a la orientación de las personas.
Ha sido posible sistematizando al final del proceso un guion que coloca a la izquierda, perfiles neurológicos suficientemente representativos, desarrollando a continuación las posibles alteraciones: bloqueos o cortes en la continuidad de los impulsos nerviosos que aparecen cuando hay lesiones, deterioro leve e incluso, demencia. Y finalmente el sistema de apoyos en base a teorías, experiencias, datos y registros para facilitar la deambulación: el conjunto de escenarios espaciales con componentes de organización formal, funcional y de actividad para atender a esas funciones con el mayor grado de seguridad y fiabilidad.
Anteriormente me ocupé del dónde y el cómo. Aquí expongo un aspecto importante para la seguridad en sus hogares o conviviendo en centros y residencias, incluso con demencias en una etapa inicial, a los que el sistema de apoyos puede dar respuestas en materia de organización, estructuras, formas y colores.
Preparación temporal o anticipatoria
Formas, colores y relaciones se convierten en guías visuales para que las personas puedan anticiparse, sobre todo, en lo no cotidiano. Se trata de la habilidad de anticipar y preparar una respuesta adecuada a estímulos que aparecen en diferentes intervalos de tiempo: anticipar el momento exacto o aproximado en que debería suceder un acontecimiento para estar preparados y poder asumirlo.
Buscando mejorar el rendimiento de pacientes que, después de haber padecido un daño cerebral en el lóbulo prefrontal derecho, han perdido la capacidad de prepararse en el tiempo de manera voluntaria.
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Es posible disociar la preparación temporal controlada, que requiere recursos centrales, de la preparación automática, que no depende de estos recursos y que juega un papel importante en aquellas circunstancias donde no se puede confiar en una forma voluntaria de prepararse en el tiempo. (Capizzi, M., Correa, A., y Sanabria, D. 2013).
Estas personas son capaces de usar con buenos resultados:
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La información rítmica que proporciona el mismo ambiente para generar expectativas temporales acerca de la futura ocurrencia del evento esperado (colores, formas, gráficos, guías).
Otro factor de éxito que incorporan estas intervenciones:
Si se hubieran producido daños en la zona hipocámpica (enfermedad de Alzheimer) la información retenida por unos segundos o minutos a través de otras redes neuronales aprovecharía estos mensajes, aunque tuvieran que ser refrescados y actualizados tantas veces como esta acción fuera necesaria (un trabajo coordinado por los profesionales de apoyo).
Científicos de la University College de Londres (UCL) investigan dónde suceden los mecanismos de las memorias para ver si es posible tener en cuenta zonas diferentes para las memorias de corto y largo plazo. Esto les ha permitido sacar conclusiones relacionadas con diferentes redes y en función de sus mecanismos aprovechar retención de corta duración, aunque luego no se mantenga. Registros cerebrales con técnica no invasiva (MEG) permitió investigar las relaciones entre las estructuras cerebrales y sus funciones. Se constató que para la retención del detalle en el corto plazo fue necesaria la actividad coordinada en red de otras regiones cerebrales. Concluyeron que esta memoria funciona con dos redes neuronales, una de ellas, general, responsable también de la memoria de larga duración (hipocampo). Otra, funcionaría de forma independiente y se mantendría intacta en pacientes con daños y, en consecuencia, con déficit de memoria a largo plazo.
La importancia de estos descubrimientos, constatados mediante redes de inteligencia artificial (Freedman, D. y Masse. N. 2019) sirve para pensar en la incorporación de detalles como mensajes que duren el tiempo necesario para poder realizar funciones -cognitivas y de movilidad- que, por haber afectado otras zonas cerebrales -enfermedad de Alzheimer y otras demencias- hubiera sido imposible llevar a cabo.
Elementos parecidos pueden incorporar también un cometido importante de seguridad: restar atención a las puertas de salida y a los ascensores sin necesidad de diseñar elementos distractores emocionalmente menos amables, evitando las prohibiciones: el “deseo de salir” está muy presente en las personas con deterioro cognitivo.
Ejemplo de colocación de figuras para preparación temporal o anticipatoria: direccionamiento en secuencia hacia los aseos en interiores. Situados en lugares estratégicos distraen la atención puesta en puertas y ascensores (CDM Esfinge. Ayuntamiento de Madrid).
Estores grabados con imágenes del patio con arquitecturas efímeras como soporte. Imágenes del patio interior del edificio (Propuesta CDM M. Retuerto. Ayuntamiento de Madrid).
(Colaboración: elementos gráficos, Gabriel Montilla, arquitecto. Maderas, Laura Montilla, arquitecta).
Sistema de apoyos: Formas, colores, figuras, actúan como memoria externa y preparación temporal o anticipatoria; direccionamiento, señalamiento con dígitos : Centro de Día Gertrudis de la Fuente. Ayuntamiento de Madrid.
Otros ejemplos en: https://diario.madrid.es/ciudadlineal/2020/01/28/colores-pictogramas-y-vinilos-para-mejorar-la-accesibidad-cognitiva/