08/02/2020

Baby boomers: ¿Por qué esta generación cambiará la edad?

Baby boomers: ¿Por qué esta generación cambiará la edad? - Sociedad, Actualidad

Los baby boomers se preparan para una tercera vida, no para la tercera edad. Una tercera vida impregnada de todo lo que han aprendido y han conquistado en una generación amplia y llena que ha crecido empujando la cultura de la emancipación. Los largos años de vida que sobre el papel les quedan por delante con una longevidad que se ha multiplicado los sitúa ante un nuevo y gran reto: son los que dinamitarán las barreras y la concepción de la edad.

La reflexión la realiza Michèle Delaunay, ex ministra delegada en Francia para las Personas Mayores, que acaba de publicar el libro Le fabuleux destin des baby-boomers , donde reflexiona sobre el impacto de la generación de los boomers, los que hoy empiezan a llegar al “campo de la edad” y lo van a hacer en masa en los próximos años.

Veinte millones de franceses que fueron la generación de la natalidad y ahora van a ser la generación de la longevidad, y ésta es la gran novedad para ellos y para toda la sociedad. Un reto que ha de pasar, señala la autora, por un cambio “en la mirada sobre la edad” y la llegada de unos modos de vida diferentes. Por la aparición de nuevos sectores económicos, la necesidad de reformas estructurales, un cambio también del lenguaje y de la imagen.

Delaunay parte de la constatación de que esta generación –los nacidos del 46 al 73 en Francia, y en España del 58 al 75– cuando llega a la edad de la jubilación tiene por delante una treintena de años. Por ello, y por la trayectoria ya realizada, les llama a protagonizar –y está convencida de que lo harán–, la revolución de la vivencia de la edad, convirtiéndola en una realidad positiva y decisiva.

“La identidad de nuestra generación –escribe– no es tanto lo que ha vivido sino lo que ha de vivir y representar en el mañana”. Al lado de esta revolución, señala la ex ministra, “la del 68 es sólo una modesta sesión de entreno”. El ensayo se adentra en cada uno de los aspectos de esta “tercera vida” recorriéndolos con algunos hilos principales. El de la libertad es fundamental porque es un elemento característico de una generación que ha luchado por el avance de los derechos sociales y por la igualdad entre mujeres y hombres.

“Cuidemos la libertad como un jardín –señala Delaunay– (…). La gran idiotez que los boomers no deben hacer es limitar sus deseos, sus capacidades, sus ambiciones, dejándose llevar por una concepción de la edad del siglo pasado”. En el contexto de Francia, la generación baby boomer abarca desde los nacidos en 1946 hasta el 1973, los años de gran natalidad hasta la llegada de la crisis del petróleo. En este periodo de casi treinta años distingue un primer período de los nacidos hasta 1955, y un segundo hasta el 73.

En España la cronología no es la misma, aunque el análisis sociológico es extrapolable. Según explica el sociólogo Pau Miret, investigador del Centre d’Estudis Demogràfics (UAB), la generación baby boomer en España comprende a los nacidos entre 1958 y 1975. No es hasta finales de los 50 cuando la natalidad empieza a crecer con el desarrollismo y el fin de los duros años de la posguerra. Aquí, indica Miret, los baby boomers van a tener más peso que en Francia, porque en el país vecino no ha caído de igual manera la fecundidad. Allí ya se está produciendo la revolución, y aquí también se debe replantear qué significa tener 60,70,80… años.

Delaunay escribe que las mejores cualidades de las cohortes que llegan están indemnes, y las que no se han utilizado están disponibles y prestas a ser ejercidas. El punto de la edad del retiro del mundo laboral es uno de los que sitúa como referencia para afrontar lo que viene con una “filosofía nueva de vida y no una concepción de la vejez” y con un proyecto que ­–sea pequeño o grande– hay que ir preparando. Analiza desde el impacto en la economía y la generación de nuevo espacios de negocio, las pensiones y la necesidad de replantear la edad y las fórmulas de jubilación, y apuesta por un pacto generacional.

Apunta que también la muerte va a cambiar, al entender que va a ser una generación que va reclamar decidir al respecto, y en la que evidentemente aumentarán los fallecimientos con el paso del tiempo. Hay así que emanciparse de la edad, al igual que los boomers se han emancipado de otros corsés sociales. La autora considera que este proyecto de construcción de un “mundo nuevo” es la novedad “más radical y más humana” que se presenta en la sociedad occidental.

Pese al optimismo del análisis la empresa no es tan sencilla, y requiere de la toma de conciencia de toda esta generación, a la que se llama a darse mutuamente fuerza. El retiro debe prepararse, escribe Delaunay, con el mismo cuidado con el que se prepara la entrada en el mundo profesional Y hay que incluir en este nuevo proyecto vital a los “otros”, los amigos, los vecinos, hacer equipos, solidificar los vínculos. Convertirse en uno mismo “más allá del uniforme” que cada uno se ha puesto en el trabajo.

La edad ha de dejar de ser una identidad en si misma, y uno de los principales problemas a afrontar es el edadismo, la discriminación por edad que campa a sus anchas en la sociedad. Una discriminación equiparable a cómo estaba el sexismo hace 50 años. Esta generación que va a llegar en masa no va a permitir que se les trate con “humillaciones, se les vincule a la pérdida de energía y a la no valoración”.

El reto

Luchar contra el edadismo, la discriminación por edad que impregna toda la sociedad

Para ello, hay que defender un cambio en los medios de comunicación, la publicidad, las redes sociales, las campañas de todo tipo para dejar de vincular cumplir años con dependencia. Incluso en la dependencia también van a reclamar autonomía. La autora pone el foco en el debate sobre la jubilación. Considera absurdo un retiro laboral de fecha fija; propone facilitar la puerta de entrada laboral a los jóvenes para escribir unas trayectorias en el ámbito del trabajo que puedan ser flexibles sobre todo al final.

El edadismo se observa en el mundo laboral cuando a partir de los 50 ya casi no se puede promocionar, y esto lleva al desaliento y al absentismo. En este punto hace hincapié Pau Miret para salir al paso de la pregunta tópica que siempre se hace: ¿y las pensiones? Con pre-prejubilaciones como las que se están viendo, con personas de cincuenta y tantos que se les retira del mercado laboral, dice, es absurdo hablar de baja natalidad. Son personas con plena capacidad para cotizar a las que se las aparta del mercado.

En torno a esta generación llamada a cambiar el concepto de la edad también está creciendo una economía: del disfrute, de los cuidados, de las relaciones, de los nuevos modos de vida. Y los poderes públicos tendrán que pensar cómo aprovechar todo este capital humano. Los boomers llaman a la puerta de su tercera vida con el lema, escribe la autora: “Nunca nada para nosotros sin nosotros”.

Fuente: La Vanguardia