Envejecimiento: El Big Data extiende sus tentáculos
El Big Data ha cambiado la forma en que administramos, analizamos y aprovechamos los datos en cualquier industria. Una de las áreas más prometedoras donde se puede aplicar para promover cambios es en el del cuidado de la salud y el envejecimiento.
Esta tecnología tiene el potencial de reducir los costes de los tratamientos, predecir brotes epidémicos, prevenir enfermedades y mejorar la calidad de vida en general. También sitúa ante nuevos desafíos en los métodos de gestión y tratamiento de la información, ya que nos permite recopilar gran cantidad de datos y, ello, obliga a buscar las mejores estrategias para utilizar estos números.
Ahora bien ¿qué es Big Data y para qué sirve en el campo sanitario?
La aplicación de análisis de big data en el cuidado de la salud tiene muchos resultados positivos que también salvan vidas. Big data se refiere a la gran cantidad de información creada por la digitalización de todo, que se consolida y analiza mediante tecnologías específicas. Aplicado al cuidado de la salud, utiliza datos específicos de salud de una población (o de un individuo en particular) y, potencialmente, puede ayudar a prevenir epidemias, curar enfermedades, reducir costes, etc.
Con las tecnologías en constante mejora es más fácil no sólo recopilar esos datos sino también convertirlos en conocimientos relevantes, que luego pueden utilizarse para brindar una mejor atención. Este es el propósito del análisis de datos en salud: usar hallazgos basados en datos para predecir y resolver un problema antes de que sea demasiado tarde, pero también evaluar métodos y tratamientos más rápidamente, mantener un mejor seguimiento del inventario e involucrar más a los pacientes en su propia salud.
Un ejemplo de esto es la empresa Pittsburgh Health Data Alliance, que recopila información de una amplia gama de fuentes, incluidos registros médicos, información genética e incluso redes sociales, y crea una imagen completa de un individuo para la atención médica personalizada. Compara miles de personas, resolviendo teóricamente el problema de las imágenes inconsistentes e imprecisas de la salud del paciente.
Existen tres campos en los que principalmente, su influencia queda muy marcada: la experiencia del paciente, que podría mejorar sustancialmente, incluyendo la calidad del tratamiento y el grado de satisfacción, la salud general de la población también puede verse beneficiada en el transcurso del tiempo y los costos generales que podrían verse reducidos.
Big Data y envejecimiento
El comportamiento de un adulto mayor genera patrones significativos. En 2014, por ejemplo, se llevó a cabo un estudio en Massachusetts, Estados Unidos, que midió el efecto que podría tener el monitoreo remoto en el hogar de un paciente sobre el coste de ofrecer atención presencial al mismo. Se instalaron sensores en 74 hogares de adultos mayores, se recopilaron datos y, cuando los patrones indicaban que el comportamiento de alguno de los adultos mayores había cambiado, se notificaba a un administrador.
Después de un año, se analizaron los datos sobre la atención requerida tanto para este grupo de intervención como para un grupo de control. Los resultados, publicados en la revista Journal of American Geriatrics Society, fueron reveladores: el coste de la atención del grupo de intervención fue un 16% menor que el costo del grupo de control.
Los gastos promedios mensuales por persona para las líneas de atención preventiva (atención domiciliaria, farmacia y pacientes ambulatorios) aumentaron, pero los gastos por atención aguda, post-aguda (atención a largo plazo, enfermería especializada y pacientes internados) disminuyeron considerablemente.
Los dispositivos wearable (dispositivos que van incorporados en la ropa o en los complementos) también podrían proporcionar información fácilmente procesable sobre el comportamiento de los mayores. Los sensores de sueño, los seguidores del movimiento en el calzado, las bombillas inteligentes y las cámaras de detección de caídas, todos se encuentran en una etapa de desarrollo, pero serán muy importantes.
El aumento de los flujos de datos ofrece más oportunidades para el análisis, mejores conocimientos sobre el comportamiento y, en última instancia, mejores experiencias para las personas mayores y sus familias que buscan preservar su independencia.
Si los macrodatos pueden ayudar a las personas mayores a mantenerse independientes por más tiempo, a ayudar a las familias a sentirse más seguras y a ayudar a los cuidadores formales a brindar una atención mejor y menos costosa, entonces la tecnología realmente habrá conseguido su objetivo básico: ser útil.
Puntos a tener en cuenta
La gran cantidad de información que proporciona Big Data sólo es beneficiosa si se puede traducir de la manera adecuada. Debe tenerse en cuenta que cada dato procede de una persona, lo que significa e implica una alta sensibilidad en su tratamiento. Para que la industria tenga éxito, deben lograr compartir datos, sin permitir que caigan en las manos equivocadas y pueda hacerse un uso fraudulento de la información.
El bienestar del paciente o usuario a menudo está en juego, por lo que el personal médico necesita obtener información confidencial del punto A al punto B de manera oportuna y al mismo tiempo tener en cuenta el cumplimiento de la ley.
Al final, los cambios demográficos tanto para las personas mayores como para los cuidadores significan que la próxima generación debe aprovechar la tecnología para favorecer una atención que pueda beneficiarse de los avances que se desarrollen y dar respuesta a una demanda cada vez más exigente. Pero estas herramientas necesitan tiempo para desarrollarse y crecer; los datos deben recopilarse, analizarse, implementarse y medirse de la manera correcta y, con ello, realizar un uso adecuado y beneficioso.