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05/12/2025
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1138 fotógrafos, un mundo de miradas: la VI edición que confirmó una intuición

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Desde su creación, el Concurso Internacional de Fotografía que la Fundación General de la Universidad de Salamanca convoca, a través del CENIE, ha sido un territorio singular dentro del paisaje cultural ibérico: un lugar donde la fotografía no compite, sino conversa; donde la imagen no se limita a representar, sino que interpela; donde la longevidad deja de ser un concepto demográfico para convertirse en un relato humano, complejo y lleno de matices.

 

En su VI edición, celebrada en 2025, esa vocación ha alcanzado una expresión especialmente reveladora: 1.138 fotógrafos de múltiples países y culturas han decidido unirse para mirar el mundo desde un lugar distinto. Su participación masiva no es una simple demostración de interés; es la confirmación de una intuición que el CENIE lleva años defendiendo: que la edad no nos define. La mirada, sí.

 

Una comunidad global articulada por un mismo impulso

 

La extraordinaria diversidad de participantes no se explica por el azar. Revela que el concurso ha logrado situarse en un punto donde confluyen sensibilidades, tradiciones artísticas, emociones y preguntas universales. La procedencia de los autores es un mapa vivo: grandes ciudades europeas, territorios rurales de América Latina, comunidades asiáticas donde la memoria visual es un bien sagrado, países africanos donde la fotografía funciona como registro histórico y como afirmación cultural.

 

Hay fotógrafos consagrados con décadas de trayectoria y jóvenes que buscan su voz. Hay quienes trabajan con procesos analógicos y quienes exploran narrativas digitales. Hay quienes capturan el cuerpo humano con una luz casi escultórica y quienes observan los espacios cotidianos con una delicadeza documental.

 

 

Pero, pese a esa diversidad, todos comparten un mismo impulso: mirar la longevidad sin clichés. Dejar que la imagen ilumine lo que a menudo pasa desapercibido. Y, en esa búsqueda, hacer propio el lema de esta edición: “La edad no nos define. La mirada, sí”.

 

Un lenguaje común para un desafío global

 

Una de las riquezas de esta edición es comprobar cómo la fotografía puede funcionar como un puente entre culturas. Las imágenes recibidas forman un tejido de sensibilidades que, aun siendo distintas, se reconocen mutuamente.

 

Hay escenas que retratan el paso del tiempo en comunidades rurales, donde la longevidad se expresa a través de gestos que sostienen tradiciones centenarias. Hay retratos urbanos que muestran la vitalidad de quienes viven vidas extensas en ciudades que se transforman a ritmo acelerado. Hay historias intergeneracionales que celebran los vínculos. Hay miradas profundas que, sin pronunciar una palabra, reivindican dignidad. Hay silencios fotografiados que contienen más verdad que cualquier discurso.

 

Y en cada una de esas imágenes late una misma idea: que la longevidad no es solo una cuestión de años vividos, sino de significado construido. Y que ese significado se expresa en la forma en que miramos, comprendemos y representamos a las personas a lo largo del tiempo.

 

El archivo que crece y nos obliga a mirar mejor

 

Con las obras de esta edición, el CENIE supera las 15.000 fotografías recibidas desde el inicio del concurso. Ese archivo no es únicamente una colección; es un documento vivo de cómo evoluciona nuestra percepción de la edad y del tiempo.

 

En sus páginas visuales se observa un cambio profundo: cada año, más fotógrafos miran la longevidad sin caer en imágenes estandarizadas. Sin recurrir a la nostalgia fácil o a la fragilidad como único discurso. La muestran como una experiencia rica, diversa, contradictoria y profundamente humana.

 

 

Los 1.138 participantes de este año han ampliado ese archivo de manera decisiva. Sus obras no solo nutren un fondo cultural; también contribuyen a una tarea más ambiciosa: renovar el imaginario visual de las sociedades longevas. Señalar que el valor de una vida no se mide en cronologías, sino en miradas capaces de reconocer sentido, belleza y continuidad.

 

Así, este archivo cumple con una función doble: documenta y orienta. Permite observar cómo cambiamos como sociedad y señala qué mirada necesitamos para avanzar hacia una cultura más justa y consciente.

 

Un antes y un después en la historia del concurso

 

La participación de 1.138 fotógrafos convierte esta edición en un hito. No solo por el volumen, sino por lo que esa cifra representa: confianza. Confianza en el proyecto cultural del CENIE. Confianza en su capacidad para narrar la longevidad desde un lugar que combina ciencia, arte y sensibilidad social. Confianza en que la imagen puede transformar la forma en que entendemos la vida extensa.

 

Este año ha demostrado que el concurso no es un evento aislado, sino un espacio de reflexión permanente. Un laboratorio cultural donde se ensayan nuevas formas de mirar y donde la fotografía se convierte en herramienta de pensamiento.

 

Y la respuesta internacional es, precisamente, la mejor prueba de que el lema de esta edición no es un eslogan, sino una declaración de principios que la comunidad artística ha hecho suya. Porque los autores que han participado no han enviado fotografías sobre “la edad”: han enviado miradas. Y esas miradas son las que definen la potencia del certamen.

 

Celebrar la diversidad, celebrar lo que viene

 

Lo que realmente hace grande a esta edición es el coro que forman esos 1.138 fotógrafos. Sus obras muestran que, cuando se trata de retratar la longevidad, el mundo no habla con una sola voz, sino con muchas. Y es esa polifonía la que revela la riqueza del tema.

 

Para el CENIE, esta edición vuelve a confirmar que la fotografía es un punto de encuentro entre disciplinas: ciencia, emoción, memoria, estética y humanidad. Un lugar donde es posible construir un relato más amplio, más luminoso y más justo sobre el paso del tiempo.