05/07/2018

Viajar, una gran manera de vivir la jubilación.

Viajar, una gran manera de vivir la jubilación. - Sociedad

Después de la mitad de una vida o más trabajando, llega el momento en el que las personas pasan del grupo de población activa a convertirse en jubilados, o parte del grupo de población no activa. Para muchos, es un momento esperado, en el que volver a disfrutar de la vida tranquilamente y sin preocupaciones. Para otros, es un momento de indecisión, después de haber estado ocupando la mayoría de su tiempo en sus trabajos, y puede suponer un estrés mayor al que experimentaban en sus oficios.

Para no caer en el sedentarismo que afecta a muchas de las personas más mayores, la mejor solución se basa en encontrar el punto medio entre el descanso y la actividad. Está claro que unos días de inactividad y relajación son necesarios, pero son muchas personas se preguntan: ¿después qué hago?

En primer lugar, es necesario hacer una introspección, escucharnos a nosotros mismos y marcarnos una serie de metas futuras. Esto nos ayudará a mejorar nuestro cuerpo y espíritu. De manera que, una buena forma de comenzar es pensando en las cosas que no hemos podido realizar anteriormente en nuestra vida, por ejemplo: trabajar en voluntariado, aprender un idioma, o por qué no viajar. Con una pensión aceptable, la hipoteca por fin pagada y sin contar con hijos a su cargo... ¿Por qué no preparar las maletas y lanzarse a la aventura?

Viajar supone una manera genial de mejorar la salud física y mental de las personas. Como ya comentábamos, llega un momento de la vida en el que las personas pueden llegar a experimentar un vacío interior. Mediante los viajes se abre un enorme mundo de posibilidades que pueden llenar este vacío: conocer nuevas ciudades, países o culturas, socializar, aprender, etc… Ello obliga por lo tanto a mantener ocupada la mente y mantener un ritmo activo, algo que es imprescindible para conseguir un buen envejecimiento.

Nos encontramos ante un grupo poblacional que nada tiene que ver con lo que eran hace 30 años. Por norma general, el nivel cultural es más elevado y han viajado más durante sus vidas, por lo que no tienen miedo a lo nuevo o extraño. Si bien es cierto, muchas veces las expectativas no se cumplen y la salud física no es la misma que cuando se tienen 20 años, pero ello no debe desanimar ni afectar a la confianza de la persona para embarcarse en un nuevo reto.

La clave de un envejecimiento activo, es dotar al tiempo libre de un sentido. Para ello el turismo fomenta el disfrute del arte, la gastronomía, la historia y las culturas de los lugares a los que se viaja. En el sector turístico parece que se asienta la idea de que la tercera edad pueda realizar viajes de distintos tipos. Para este sector, la “desestacionalidad” que aportan las personas mayores es imprescindible hoy en día. Ello quiere decir que las personas jubiladas no tienen por qué viajar en temporada de vacaciones, lo que supone un beneficio mutuo, precios más bajos para los mayores y ocupación y gasto en servicios para el sector terciario.

Pasamos ahora por lo tanto, a definir los productos turísticos que mejor se adaptan para los adultos mayores:

Viajes organizados: los viajes organizados son una de las mejores opciones, puesto que normalmente ya viene todo preparado de antemano. Excursiones, visitas gastronómicas, alojamiento y transporte en un solo pack. En España, contamos con la suerte de que exista el Instituto de Mayores y Servicios Sociales, comúnmente conocido como el IMSERSO, que ofrece destinos de playa, circuitos culturales, turismo de naturaleza entre otros, sobre todo en el gran desconocido, que no es otro que nuestro precioso Territorio Nacional.

Cruceros: permiten visitar varios destinos en pocos días, acompañado del alojamiento y pensión completa. Si a ello le sumamos las actividades que se realizan a bordo, se trata de un producto estrella que abarcaría un amplio espectro de esta población mayor.

Balnearios: para los amantes de la relajación, qué mejor que pasar unos días tranquilamente rodeado de aguas termales. Es el conocido como turismo de salud, una opción fácilmente combinable con el turismo gastronómico o cultural.

Viajes al extranjero: tanto en grupo, como de manera individual, los viajes fuera de nuestras fronteras son enriquecedores se mire por donde se mire. Conocer nuevas gastronomías, estar atentos a otro idioma, planificar el viaje, etc… Todo ello es un conjunto de factores que hacen que la persona esté mentalmente activa.

En definitiva, el hecho de viajar facilita el desarrollo de otras actividades, lo que hace que permite que cambien las perspectivas acerca de la jubilación y por ende del envejecimiento.