Longevidad, el gran reto de la arquitectura y el urbanismo en el nuevo milenio
Gracias al envejecimiento activo, los avances médicos, la prevención y los cuidados en la salud vivimos más y con una mejor calidad de vida. A pesar del gran impacto que suponen los aspectos del entorno construido, en la calidad de vida y en el bienestar de la población mayor, en todas sus escalas y complejidades, desafortunadamente todavía no se ha empezado a considerar a este grupo como objeto de trabajo y oportunidades en el diseño de nuestras ciudades.
Paz Martín Rodríguez, arquitecta por la ETSAN de Navarra y máster en Arquitectura por el Berlage Institute de Ámsterdam, analiza y reflexiona en este artículo sobre los retos que supone este escenario, ya que como señala, las relaciones de la longevidad con la ciudad -urbanizANDO la vejez-, la vivienda -habitANDO la vejez- y el ocio -disfrutANDO la vejez- son aspectos todos relacionados con el diseño arquitectónico y urbanístico de las urbes. La longevidad abre nuevas alternativas no sólo para arquitectos, sino también para promotores y empresas innovadoras, quienes deberán ser capaces de darles respuestas de calidad y anticiparse a las necesidades de un grupo cada vez más exigente.
Arquitectura, urbanismo y vejez.
“Cada vez hay una discrepancia mayor entre la aceleración de la cultura y la lentitud persistente de la arquitectura.” Rem Koolhaas 2004.
Esta afirmación es muy relevante en tiempos de una sociedad longeva, ya que algunos de los aspectos específicos de la vida humana - la vejez, la enfermedad, la decadencia, los cuidados - parecen estar adscritos a determinados espacios físicos que se mantienen separados del espacio de la vida cotidiana que nos rodea.
La arquitectura, como un medio de organizar las relaciones humanas en el espacio y el tiempo, está sujeta a una fuerte ortodoxia en cuanto a dónde y cómo ciertas funciones se deben ubicar en el paisaje urbano.
Mientras que la arquitectura contemporánea admite el ideal de estructuras multifuncionales, a un urbanista nunca se le ocurriría mezclar espacios de vida con espacios de degradación. Ubicados frecuentemente en la periferia de la ciudad, es como si los espacios de la senectud hayan sido arrojados fuera del alcance de nuestra conciencia corporal.
Está claro que la arquitectura alcanza físicamente lo que la sociedad de consumo intenta aplicar mentalmente. La vejez y la idea de ella parecen no tener cabida en una sociedad que solo alaba las virtudes de la juventud, la movilidad y el éxito.
O más que un no lugar en absoluto, ¿no asignamos topografías bien definidas, pero camufladas, estéticamente cuestionables e introvertidas a la vejez? Es como si la propia arquitectura como generadora de soluciones para necesidades reales hubiese olvidado su finalidad social para centrarse exclusivamente en las funciones productivas y representativas.
También es cierto que a pesar de que están mucho menos expuestos y que no generan atención en esta sociedad bulímica de imágenes, sí que empiezan a aparecer ejemplos de nuevos proyectos para personas mayores que, desde el respeto, reivindican la dignidad de esta etapa de la vida.
La longevidad de la población, también llamado tsunami gris, constituye un reto de grandes dimensiones a todos los niveles, comparable al que se enfrentaron aquellos arquitectos que diseñaron las modernas ciudades que acogían un éxodo rural masivo o aquellos que reconstruyeron las ciudades después de la guerra, periodos en los que la necesidad de actuar con rapidez y ofrecer soluciones innovadoras y adaptadas a los recursos existentes hizo que las soluciones aportadas sentasen las bases para muchos desarrollos posteriores.
A diferencia de entonces, en que el reto era un objetivo prioritario de todos los agentes públicos y privados implicados y por lo que se contrataron a muchos e importantes arquitectos, parece que hoy todavía no se ha llegado a considerar la escala y dimensión del reto de la longevidad y de lo mucho que esta afectará a las viviendas y a las ciudades que habitamos, e intentar anticiparnos al escenario, previendo qué características y necesidades reales tendrá esa compleja sociedad envejecida, y darle soluciones innovadoras a la altura.
Desde la ubicación de un banco hasta un tenedor
Lo realmente apasionante de este reto es que afecta a gran diversidad de escalas de nuestro campo de trabajo, ya que las relaciones de la longevidad con la ciudad -urbanizANDO la vejez-, la vivienda –habitANDO la vejez- y el ocio- disfrutANDO la vejez-son aspectos todos relacionados con el diseño arquitectónico y urbanístico.
Intentaré en este texto hacer partícipe al lector de dichas relaciones y de las conclusiones que considero relevantes, y para ello utilizaré como guía las relaciones antes expuestas donde la arquitectura y el urbanismo deben y pueden aportar.
UrbanizANDO la vejez
Según el INE en nuestro país el 75,15% de las personas mayores habita en municipios mayores de 10.000 habitantes, aunque el envejecimiento de la población, proporción entre adultos mayores y jóvenes, es mayor en municipios más pequeños y según las proyecciones esto continuará siendo así en el futuro.
Esto es debido a varias causas, en primer lugar, al éxodo rural que todavía sigue siendo un gran problema sobre todo en comunidades como Castilla y León, y en segundo a que la mayoría de los servicios se concentran siempre en grandes poblaciones, lo que obliga a muchas personas mayores de zonas rurales a emigrar a poblaciones mayores donde existen servicios para ellos.
La ciudad, o pueblo, es el espacio donde se produce la relación entre los diferentes grupos sociales, donde se establecen las relaciones humanas y donde se produce la integración social y es el espacio público como extensión del espacio doméstico donde se produce la socialización de los mayores.
Si analizamos la configuración actual de nuestras ciudades, estas han sido diseñadas para una vida productiva, en la que la movilidad, el aprovechamiento de recursos y la logística de servicios, están pensados para una población activa y eminentemente joven.
Esta condición añadida a la presión inmobiliaria que hemos vivido durante los últimos años, ha convertido nuestras urbes en lugares donde los espacios de relación eminentemente públicos, aceras, plazas, parques, y jardines, han sido descuidados. Temas como la accesibilidad, el mobiliario urbano, las dotaciones urbanas, y la movilidad comienzan de nuevo a estar en las agendas públicas.
Ciudades amigables con las personas mayores
La OMS en su programa de 2005, Age Friendly Cities (Ciudades Amigables), fusiona el fenómeno del envejecimiento de la población mundial con la preocupación por el control de la urbanización del planeta y el control de las grandes aglomeraciones urbanas.
Para ello el programa identifica una serie de aspectos que determinan la vida diaria de las grandes urbes: la vivienda, la movilidad y el transporte, la participación ciudadana, la inclusión social, el empleo, el diseño de los edificios, el espacio libre, las dotaciones y servicios, las redes colaborativas, la comunicación y el derecho a la información.
“Una ciudad amigable con las personas mayores alienta el envejecimiento activo mediante la optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad, a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen.” (OMS, 2007:7). Esta afirmación del texto del programa abunda en la necesidad de una ciudad en la que sea posible un envejecimiento de calidad haciendo posible la ocupación y el disfrute del tiempo de los mayores en un entorno participativo.
Este programa al que se adscriben voluntariamente las ciudades y pueblos, se implementa en periodos de cinco años, durante los cuales se realiza un diagnóstico de todos los campos anteriormente citados, se elaboran unas conclusiones y objetivos, se proponen mejoras, se llevan a cabo las mismas y se comprueba si estas mejoras han surtido efecto en los objetivos iniciales. Una vez transcurrido este tiempo, se comienza otra vez detectando nuevos problemas y continuando solamente con las iniciativas de éxito y con otras nuevas.
Lo realmente interesante del mismo es que en primer lugar aborda el envejecimiento desde una perspectiva transversal ya que forman parte de él todos los agentes desde las diversas administraciones y disciplinas que abordan los temas que afectan a los mayores, y en el que precisamente este colectivo es el centro mismo del programa.
En España hay actualmente 202 ciudades y municipios adscritos este programa gestionado por el IMSERSO1, número que no ha dejado de crecer desde al año 2015. Cabe señalar que la comunidad autónoma donde más tiempo y con más recursos se ha ido implementado el mismo es Euskadi, tanto a nivel urbano como rural.
Si tomamos como ejemplo Euskadi en diagnóstico2 de las carencias que han detectado en sus ciudades y pueblos y las extrapolamos al resto de España, es llamativo constatar que las demandas de los mayores pasan por tener espacios públicos accesibles de calidad, con aceras sin obstáculos, con bancos y aseos públicos, más paradas de transporte público y con sistemas que les ayuden a orientarse con claridad. También se reclaman edificios públicos accesibles, con servicios y actividades intergeneracionales, mayores y mejores servicios sanitarios y de asistencia a domicilio y más posibilidades de acceso a una vivienda adaptada para ellos.
Conclusiones
Un entorno más amigable para las personas mayores desde el urbanismo supone que las ciudades deben rediseñarse para las diferentes capacidades humanas: la calidad del diseño urbano y su mantenimiento son cuestiones fundamentales que deben evaluarse y mejorarse en las ciudades envejecidas, y pasa por soluciones que no son tan complicadas o que no llevan un gasto aparejado tan importante. Una ciudad con suficientes bancos y zonas de sombra para sentarse y descansar, aseos públicos, aceras amplias sin obstáculos, buena iluminación y señalización, arbolado y zonas verdes… que promuevan la independencia, la salud física, la integración social y el bienestar emocional.
Dado que para los mayores son más difíciles los desplazamientos, se deberá planificar la ubicación de los lugares y servicios necesarios para su vida cotidiana (viviendas asequibles, comercios de proximidad, equipamiento sanitario, dotaciones, espacios públicos, etc.…) de manera cercana, favoreciendo así la sinergia entre usos, espacios y lugares y aumentando la posibilidad de actividades al aire libre.
En otras palabras, una regeneración urbana entendida como “la consecución de un desarrollo urbano más inteligente, sostenible y socialmente inclusivo”, (Declaración de Toledo de 2010), en la que se establece que son las ciudades existentes las que han de asumir nuevos modelos de desarrollo para abordar la regeneración de sus barrios desde una perspectiva integrada, que por supuesto tendrá que tener al colectivo de las personas mayores como centro de la misma.
Si por otra parte intentamos ver los nuevos retos que se nos plantean en el futuro del diseño de nuestras ciudades, hay dos aspectos que van a suponer una revolución en el diseño de las mismas: la forma en que trabajamos y la forma en que nos movemos.
Debido la presión demográfica y a como está planteado nuestro estado del bienestar, está claro que, por primera vez en la historia, cuatro generaciones estarán activas en el mercado de trabajo. El trabajador longevo con experiencia será un grupo demográfico cada vez más amplio, y que cada vez retrasará más su edad de jubilación. Por otra parte, la robótica y la inteligencia artificial, harán que muchos de los trabajos que hoy conocemos desaparezcan. El aumento de la economía colaborativa, habilitada por la tecnología, creará entornos nuevos de trabajo orientados hacia la flexibilidad, el trabajo en equipo y la convivencia, haciendo obsoletas muchas de las estructuras existentes en las ciudades para sus lugares productivos. Es por esto que los espacios de coworking no solamente aparecerán en las zonas de oficinas, sino que cada vez mas estarán presentes en nuestras calles y barrios y hasta incluso se convertirán en programas necesarios en las nuevas viviendas intergeneracionales.
La industria automovilística está inmersa en una revolución de consecuencias hasta ahora desconocidas para nuestras ciudades, los coches eléctricos con bajas emisiones, los coches compartidos y los coches autónomos (sin conductor), supondrán un cambio de paradigma en la forma en que hoy nos movemos y en la que entendemos la propiedad de los mismos.
Muchos de estos avances supondrán reducir de manera significativa los requisitos de espacio que hoy ocupan los viales y aparcamientos, dejando libres otra vez grandes espacios en las ciudades que podrán ser reclamados de nuevo por los que realmente los necesitan. El diseño de estas nuevas calles, libres de contaminación y vehículos, a lo mejor se asemeja a lo que fueron en su día los bulevares, reconvirtiéndose en espacios verdes y de esparcimiento para todas las edades.
Por otra parte, para un colectivo que ve reducida su movilidad ya que llegada cierta edad ya no puede conducir, el automóvil sin conductor puede suponer un gran avance para recuperarla y permitir el acceso a los diversos servicios que la ciudad ofrece. Esto mismo aplicado en el entorno rural, supondría que muchas de las personas que hoy se ven obligadas a abandonar sus pueblos por imposibilidad de acceso a servicios no tendrían que hacerlo.
HabitANDO la vejez
Habitando individualmente….
Según las proyecciones realizadas por el INE, en el año 2050 en nuestro país las personas mayores de 65 años estarán por encima del 30% de la población total, de los cuales aproximadamente el 30% será mayor de 80 años.
Cuando una persona se hace mayor en España, prefiere quedarse en su propia casa el mayor tiempo posible (age in place). Hasta el 93,6% de la población así lo quiere, según apuntan los indicadores estadísticos.
Esto se debe a tres factores clave; el primero es patrimonial, ya que, en nuestro país, el 89,2% de las personas mayores de 65 años tiene su vivienda en propiedad completamente amortizada.
El segundo es médico-social, ya que cada vez hay más personas en esa franja de edad con una esperanza media de vida saludable y con un nivel cultural cada vez mayores, que gestionan su vida y su tiempo libre a su manera y que no están dispuestos a ser institucionalizados.
Y el tercero es económico, ya que, dependiendo del nivel de ingresos, el coste de trasladarse a otro modelo de habitar puede suponer variar desde una categoría inferior a un cuasi hotel de lujo.
Está demostrado que continuar viviendo en la propia casa y en su entorno es una muy buena opción para disfrutar de un envejecimiento activo, saludable y una buena calidad de vida.
Para ello existen programas específicos de ayuda a domicilio, de adaptación funcional de viviendas, etc. Pero hay que reconocer que muchas personas mayores necesitarán ayuda externa intensiva al final de su vida y que determinadas tipologías de vivienda existente presentan una dificultad o un coste tales de adaptación, en ausencia de prestaciones públicas para ello, que es imposible un correcto uso de las mismas, convirtiéndose de facto en auténticas cárceles para este colectivo.3
Según el informe publicado por el Observatorio Social de la Caixa con datos obtenidos del censo de población y viviendas de 2011 el 20,1% de las personas mayores de 65 años en España (1.596.675 personas) vive en una situación de vulnerabilidad residencial extrema, es decir, en hogares con problemas graves de habitabilidad. Dichos problemas son mayoritariamente de falta de accesibilidad y falta de calefacción, aunque también hay que señalar que algunas de ellas no cuentan con agua potable, o aseo dentro de la vivienda ni tampoco acceso a las redes de saneamiento.
Tradicionalmente, el modelo social mediterráneo y, en concreto, el español, en especial cuando aparecían problemas relacionados con la dependencia o la soledad, había asumido esta etapa de la vida de las personas mayores de dos maneras:
Por una parte, asumiendo las propias familias el cuidado de las mismas, de manera interna en sus propios domicilios, según los datos del INE de 2012 España es uno de los países de la UE con menor proporción de mayores viviendo solos y donde resulta más frecuente encontrar mayores que viven en hogares con más personas, además de su pareja.
Por otra parte, cuando esto no era posible, la sociedad venía ofreciendo hacerlo de manera externa, a través de las llamadas residencias de ancianos, fundamentalmente. Los servicios de atención a domicilio (SAD) comenzaron a generalizarse a partir de mediados de los años 80 y sus ratios e intensidad no alcanzan en la actualidad a muchas de las personas que lo precisan.
Está claro que nuestro modelo social ha cambiado enormemente en los últimos años, y también el tamaño y la tipología de las viviendas, haciendo imposible para muchas familias el asumir el cuidado de sus familiares en sus domicilios.
Habitando colectivamente….
En España tan solo el 4,2% de las personas mayores vive en establecimientos colectivos gestionados externamente -residencias, viviendas tuteladas u otro tipo de alojamientos- y según las encuestas las residencias son el lugar peor valorado para vivir por ellas, que prefieren quedarse en su propia casa el mayor tiempo posible y las suelen utilizar como ultimo recurso cuando aparecen problemas de dependencia.
Si bien no está claro cómo o cuándo terminará la pandemia de la Covid-19, las presiones especificas que esta enfermedad ha provocado sobre estos centros, necesariamente determinarán la forma en que se deberán adaptar los actuales y se diseñaran las futuras residencias de personas mayores en los próximos años.
Diversos expertos de la geriatría, con el objetivo de fomentar la autonomía, respetar la autodeterminación personal, mantener las responsabilidades sobre la propia vida y el derecho a recibir apoyo, demandan desde hace años, una revisión total del modelo actual de residencias. Este modelo institucional ha sido abandonado hace décadas en otros países de nuestro entorno -Dinamarca, Alemania, Holanda entre otros-.
Frente a este desafío y desde la perspectiva de un cambio de modelo social, se están llevando a cabo multitud de intentos, más allá del cuidado institucionalizado, para diseñar formas alternativas y más innovadoras de viviendas para mayores, cada una de ellas relacionada con el grado de fragilidad y dependencia de los mismos.
Ordenadas de menor a mayor nivel de institucionalización encontramos, fundamentalmente: las viviendas senior independientes, las viviendas colaborativas de mayores, los proyectos intergeneracionales, las viviendas tuteladas, las viviendas asistidas, las residencias y los centros socio sanitarios.
El objetivo actual en este sector es extender la independencia y la autonomía de las personas mayores al máximo para que su estancia en viviendas independientes se prolongue y el cuidado institucional sea sustituido por modelos radicalmente nuevos de cuidado, con unidades mucho más pequeñas de convivencia, asimilables a unidades familiares, y con un modelo de atención centrado en la persona.
Por último y aunque no alcanzan significación estadística quienes lo hacen en viviendas autogestionadas, está claro que este es un modelo que está atrayendo mucho la atención no solo de la población que hoy es mayor, sino de la que ahora está pensando en donde y como le gustaría envejecer.
Esta tipología de proyectos de alojamientos alternativos para personas mayores y no tan mayores son los que ahora y en el futuro representan los mayores retos en posibilidad de innovación y sostenibilidad social.
Conclusiones
Teniendo en cuenta los datos acerca del parque de viviendas actual, es muy importante señalar que uno de los grandes retos futuros para los arquitectos será la necesaria rehabilitación y remodelación de viviendas y edificios existentes para adaptarlos a las necesidades de este colectivo (accesibilidad universal, espacios de socialización específicos, adecuaciones de tamaño a las posibilidades de mantenimiento, condiciones de confort y reducción de las demandas de consumo energético, etc.) y todo ello dentro de entornos inclusivos .
En otro orden debemos también investigar nuevas tipologías residenciales colectivas más acordes a dichas necesidades para alojar a personas que quieran envejecer activamente en una vivienda adaptable a sus necesidades presentes y futuras, mejoras que giran en torno a la accesibilidad y adaptabilidad de los muebles y estancias que cambien a lo largo del tiempo de manera individualizada.
Un ejemplo de estas nuevas formas de convivencia son los llamados cohousing de mayores, modelo importado de países del mundo anglosajón donde existe una gran tradición al respecto. Son cooperativas sin ánimo de lucro de personas mayores que se asocian para construir unas viviendas con servicios que les permitan vivir de manera independiente y que les ofrezcan servicios adaptados a sus necesidades. Existen tanto en la ciudad como el entorno rural y aunque todavía no son muchos es un modelo de éxito entre los mayores.4
Personalmente estoy más a favor de la integración y aunque la segregación de los mayores sea solo en un edificio o complejo, me parecen mucho más interesantes los modelos de vivienda intergeneracional 5, en el que jóvenes y mayores conviven en viviendas independientes, pero compartiendo servicios comunes, desafortunadamente todavía no hay muchos ejemplos nuevos en España, pero lo realmente interesante es que estos edificios suponen una negociación entre intereses diversos, pero también un apoyo entre generaciones, y en los que está demostrado que los diferentes grupos de edad aprenden unos de otros de maneras fascinantes.
Cabe reseñar, que este modelo que ahora se presenta como novedoso, se lleva haciendo desde hace muchos años en nuestro país en las conocidas corralas, donde jóvenes y mayores siempre han convivido y donde los lazos vecinales siempre han sido muy fuertes. Con esto quiero decir que deberíamos estudiar mejor estos modelos de convivencia tan nuestros y readaptarlos a las nuevas necesidades contemporáneas.
En resumen, no se trata solamente de resolver correctamente edificios adecuados para la gente que hoy es mayor, ni de avanzar decididamente en materia de accesibilidad, aspecto en el que se ha experimentado un cambio notabilísimo, sino también en anticiparse y pensar que necesidades presentará la población que será mayor en el futuro.
Esto supone aportar nuevos enfoques en las viviendas con cuidados que impidan el aislamiento y estigmatización asociadas a soluciones que están diseñadas exclusivamente para personas mayores y permitan como ya sucede en los edificios intergeneracionales, combinaciones nuevas y sorprendentes: escuela infantil y residencia de mayores6, casa de acogida de madres solteras y de mentores mayores7, etc. Ha llegado el momento de probar, investigar y medir programas emergentes.
Por último, voy a detenerme en los edificios de cuidados para personas con una discapacidad severa y sus modelos de convivencia, ya que, aunque en estos casos no se pueda estar “en casa”, se están implementando ya los modelos existentes de residencia geriátrica para convertirlos en estar “como en casa”. Esto supone que en muchos casos ya se permite a los residentes llevarse consigo mobiliario y objetos de sus viviendas, también se están mejorando sus instalaciones para dotarlas de espacios naturales (huertos) con la incorporación de la posibilidad de tener mascotas, que están demostrando ser muy importantes para la mejor calidad de vida de sus ocupantes, y también reduciendo la cantidad de personas que habitan en ellos.
Un ejemplo que merece especial mención por su concepción única en el mundo es Hogeweyk 8, en Holanda, una pequeña villa donde los pacientes con demencia viven en viviendas compartidas de 6 o 7 personas en completa autonomía, y donde desarrollan una vida normal. Con instalaciones como plaza, teatro, jardín, cafetería, supermercado y oficina de correos, cada vivienda está diseñada y amueblada para el momento en que los residentes comenzaron a perder la memoria, años 50, 60 o incluso 2000, ya que esto les ayuda a sentirse más en casa. Más de 250 empleados a tiempo completo y parcial se ocupan de los residentes, asumiendo roles en la villa como dependientes en las tiendas, cines, restaurantes o en la oficina de correos.
Es un gran ejemplo que demuestra una vez más como el ambiente afecta el comportamiento y el estado de ánimo, permitiendo a esas personas vivir sus vidas al máximo de su capacidad, ejemplo que Francia ya ha terminado de construir en la ciudad de Dax9.
Por último, me gustaría señalar aquí que sería necesario una revisión profunda de la normativa existente con respecto a la vivienda y los espacios habitacionales, para poder permitir estos nuevos usos aquí comentados.
DisfrutANDO la vejez
«El ocio es una experiencia integral de la persona y un derecho humano fundamental”
En el año 2002 la propia OMS define el término envejecimiento activo como “el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen” (O.M.S, 2002:79). De esta manera se considera el envejecimiento como una experiencia positiva, una vida más larga acompañada de oportunidades continuas de salud, participación y seguridad. Esta definición no sólo contempla el envejecimiento desde la atención sanitaria, sino que incorpora todos los factores de las áreas social, económica y cultural que afectan al envejecimiento de las personas.
Las actividades de ocio, ya sean de forma pasiva o activa, ocupan un espacio fundamental dentro del tiempo de las personas mayores. Los patrones de actividad activos marcan la tendencia del envejecimiento activo y saludable, formulándose como elemento clave para la prevención de la dependencia. El mantenimiento de una vida social activa, a través de las actividades de ocio, garantiza un envejecimiento satisfactorio tanto a nivel cuantitativo como cualitativo.
El ocio no sólo es un derecho de las personas mayores sino una experiencia personal. Ello implica reconocer que los mayores no son un grupo homogéneo; que no todos los mayores tienen el mismo estilo de vida y, consecuentemente, tampoco el mismo estilo de ocio.
Para analizar las actuales y futuras necesidades de los mayores con respecto al ocio debemos tener en cuenta sus tipos sociales, que presentan patrones de comportamiento y consumo similares, dicho de otra manera, cada generación presenta unas demandas muy diferentes con respecto al uso de su tiempo libre.
A día de hoy, centrando el análisis en cada una de las actividades obtenidas de la encuesta de consumo y hábitos culturales de 2011, se observa como el hogar es el lugar elegido por la mayoría de las personas mayores que en su tiempo libre eligen dedicarlo a juegos de mesa, manualidades, oír la radio y ver la televisión, actividades vinculadas al ocio digital, asistir a fiestas, actividades culturales (leer...), e incluso deportes de carácter individual.
Algunas de estas actividades también tienen una presencia importante en equipamientos comunitarios, como son los juegos de mesa, las manualidades, el ocio digital y el deporte individual, los espectáculos deportivos y el deporte en equipo. Los espacios abiertos son los elegidos por las personas mayores para pasear y estar con amigos
Es importante señalar que la práctica del ocio no es posible para un 4% de sus usuarios debido a las barreras arquitectónicas, esto es, acceso y deambulación por los edificios dotacionales.
Por otra parte, según el INE en su encuesta de turismo y hoteles de 2015, en España se produjeron un total de 13.590.000 viajes de personas mayores de 65 años en un año, incluyendo en esta cifra los viajes del IMSERSO y los 6.000.000 de turistas extranjeros mayores que nos visitan cada año. Cifras que han continuado creciendo hasta nuestros días según los datos recientemente publicados.
Pero si analizamos nuestra oferta hotelera y el nivel de accesibilidad de nuestro patrimonio cultural, la mayoría de los 14.995 hoteles y de nuestros monumentos no son accesibles. Esto es un dato devastador para nuestra industria, ya que somos el segundo destino hotelero a nivel mundial.
Podemos afirmar también que todo hotel de categoría elevada (más de 3*) cuenta con una disposición de espacios suficiente como para garantizar unos mínimos de accesibilidad. Tales cifras parecen indicar que, en relación al espacio necesario para la accesibilidad, no existen limitaciones que justifiquen la presencia de barreras físicas en las zonas privadas, públicas o administrativas.
Conclusiones
La vejez puede hacer difícil dedicarse a actividades nuevas o no convencionales. Sin embargo, el entorno en el que vivimos puede evitar esto. El primer reto para los arquitectos y diseñadores al diseñar infraestructuras sociales, interiores o al aire libre, y edificios públicos, es crear entornos que permitan a las personas practicar actividades tales como interactuar, jugar, relajarse, caminar, sentarse o tomar el sol.
Por otra parte, cada vez son más los agentes sociales que prestan atención a la necesidad emergente de promover programas y espacios intergeneracionales fomentando prácticas de encuentro y colaboración entre personas de diferentes edades. Se trata de un fenómeno extendido en toda Europa como un medio efectivo para el logro de una sociedad solidaria e inclusiva.
Es por ello que otro gran desafío para los urbanistas será localizar espacios de oportunidad para la implantación de servicios innovadores de alta calidad para este sector de la población y que sean utilizables por el mayor número de personas en la mayor cantidad de situaciones posibles, contemplando tanto la posibilidad de ocupación de parcelas exclusivas como de hibridación con otros usos.
Otro gran reto que se nos planta como arquitectos es la necesaria readaptación de nuestras infraestructuras hoteleras y culturales a unos consumidores con necesidades diferentes que supondrán un impulso económico de primer orden. Se trata de ofrecer servicios de calidad para conseguir un turismo sostenible.
Deberemos también pensar en cuales serán las demandas de los futuros mayores con un nivel de estudios superior al actual y con unos patrones de ocio completamente distintos a los de ahora, para prever espacios muy flexibles, convertibles y adaptables con el paso del tiempo.
Colofón
Todo reto plantea nuevas oportunidades. En concreto el de la longevidad abre nuevos e inexplorados caminos no sólo para arquitectos, sino también para promotores, y empresas innovadoras que sean capaces de anticipar este escenario y darle respuestas de calidad.
1http://ciudadesamigables.imserso.es/imserso_01/ciudades_amigables/ayun_…
2Ver https://issuu.com/envejezando/docs/ciudades_amigables_imprimir_a4lr
3Más detalles ver publicación :https://issuu.com/envejezando/docs/libro_viviendalr
4Ejemplos en España: https://issuu.com/envejezando/docs/cohousing_01lr
5Ejemplos en España: https://issuu.com/envejezando/docs/intergeneracionales_01lr
6Ver Centro Intergeneracional A Farixa, Ourense, Fundación Amancio Ortega. http://www.laregion.es/articulo/ourense/centro-intergeneracional-ourens…
7Ver Centro Intergeneracional en Beekmos, Holanda. https://www.ageofnoretirement.org/stories/youngmumsandoldercoaches
8Ver https://hogeweyk.dementiavillage.com/
9https://www.reuters.com/article/us-france-alzheimers-village-idUSKBN26M…
Pregunta
Respuestas de los expertos
We architects have always been called upon to think, design and build the cities we inhabit and which will inevitably become our urban heritage of tomorrow. In this process of city creation, we are obliged to provide solutions to the different challenges that we face at any given moment. In this global, connected and constantly evolving world, a circumstance as transcendental as the increase in life expectancy is becoming increasingly evident, a circumstance which, combined with the low birth rate in Europe, will mean that, in the coming years, a very significant part of our society will be made up of people over 65 years of age.
This issue is particularly relevant in our country, where socio-cultural aspects, as well as the progressive improvement in the quality of life and social welfare, together with medical and scientific advances, are making our population one of the longest-living in the world. It is essential, when designing new buildings or urban spaces, renovating existing ones, as well as tackling major urban transformations, that all these processes are promoted taking into account the population structure that we are facing in the future, although this may be balanced by migratory phenomena.
Traditionally, the architectural discipline has not addressed, to a large extent, the phenomenon of longevity, however, architecture and urban planning are key tools for advancing towards the inclusion of all people, therefore, it is necessary to incorporate this important challenge of our time into the architectural debate.
Architecture, in combination with other disciplines, must contribute to offering the architectural proposals that today's society is already demanding, to enable, on the one hand, the creation of new public spaces or the improvement of existing ones, so that they encourage the interrelation of people, thus trying to minimise the phenomenon of loneliness and isolation that often accompanies old age. At the same time, the design of these spaces must take into account the characteristics of this sector of the population made up of people over 65 years of age, a population group that is expected to reach more than 36% of the total population in Europe by the year 2050.
In short, it is a question of making cities friendlier for the elderly, which, at the same time, makes them friendlier for children, and it is very important that this intergenerational exchange takes place, with adults and children sharing the same space.
Therefore, the improvement of cities along these lines is a key factor in promoting cohesion as a determining element for the present and future quality of life of our elderly. In some cases, the changes required do not involve major investments and may simply consist of placing a bench in a particular part of the city, while in other cases, they will require major transformations, such as the implementation of a new network of public services or a new mobility strategy, which will allow this population to age actively, enabling them to meet their needs close to their homes.
In this sense, similar efforts should also be directed towards meeting the needs of the population in rural areas, trying to generate activity that will allow other age groups of the population to live there.
These same ideas put forward for the urban environment, of attending to the needs and characteristics of this sector of the population, should also be applied to the design of residential spaces, offering and facilitating solutions for the refurbishment of housing for the elderly, attending to their new needs. In addition, imaginative formulas should be explored to promote new housing models, beyond geriatric residences, especially for those elderly people who are autonomous. One of these housing formulas could be cohousing, this option being a way to avoid isolation, as shared communal areas, which function as an extension of the home and are specially designed to promote this meeting between residents, are of great importance.
And although not all fields of architecture and urban planning have yet made much progress in this regard, I would like to highlight and highlight the fact that the Administration, specifically the Directorate General for the Urban Agenda and Architecture of the Ministry of Transport, Mobility and the Urban Agenda, is working to promote the necessary measures to ensure that the Spanish architecture of today and tomorrow is a benchmark of quality, offering innovative solutions and promoting awareness of social inclusion, based on criteria of social inclusion, is working to promote the necessary measures to ensure that the Spanish architecture of today and tomorrow is a benchmark of quality, offering innovative solutions and promoting awareness of social inclusion, based on functional design criteria adapted to the needs of all, allowing people to improve their autonomy in the most natural way possible and, in short, improving their quality of life.
This clear commitment to an architecture and urban planning more oriented towards taking into account the greater longevity of our society is evident in the content of the Architecture Quality Act, in the technical regulations on accessibility conditions, and in the Spanish Urban Agenda.
In the case of the Law on Architectural Quality, one of the principles that led to the drafting of this Law is the firm conviction of the importance of architecture and the built environment for social cohesion, well-being and the health of people, together with the growing awareness that a change of model in the building and urban planning sector is necessary, This makes it necessary to carry out a profound reflection on the future we want for our cities, in order to protect, promote and encourage quality architecture, where, among its principles, it is committed to contributing to the inclusion of all people, guaranteeing universal accessibility and the development of public activities. In general terms, the law promotes an inclusive dimension of architecture, understood as a tool for social transformation through better design and construction of the space that surrounds us.
In terms of technical regulations, we can highlight that last year we approved the Order of the Ministry of Transport, Mobility and Urban Agenda (TMA/851/20021 of 23 July) developing the technical document on basic conditions of accessibility and non-discrimination for access and use of urbanised public spaces, which is applicable both to the design and construction of new urbanised public spaces and to the renovation of existing ones.
The Order pursues the real effectiveness of universal accessibility and the right to equal opportunities and treatment for all people in public spaces. To this end, we incorporate rules to make them as comprehensible, usable and practicable as possible, in conditions of safety and comfort and in the most autonomous and natural way possible, which is why I am convinced that it will undoubtedly have a very positive impact in relation to urban quality, good design and the recovery of public space for all people, and especially for the elderly.
Finally, with regard to the Spanish Urban Agenda, this is configured as the roadmap that will set out the strategy and actions needed to make our towns and cities friendly, welcoming, healthy and aware areas of coexistence, so that all public and private actors involved in cities and seeking equitable, accessible to all, fair and sustainable development from their different fields of action, can draw up their own Action Plans. All of this is a reflection of this Ministry's clear commitment to inclusion, accessibility and the right to equal opportunities and to improving the quality of life of all citizens, within the framework of a changing and increasingly long-lived society, aspiring to focus on all people and their diverse needs, offering solutions to the great challenge of longevity through the architecture and urban planning of the new millennium.
From time immemorial and throughout different eras, interest in the elderly has always been present, being participants in important commissions by passing on their advice to the younger generations, as in the Spartan Gerusia (from geronte, old man in Greek) or in the Roman Senate (from senex, old man in Latin); or as protagonists of the praises that Plato, in his work the "Republic", found in his experiences, full of wisdom and great experiences.
At other times, on the other hand, they have been considered poor in spirit because they had already been mistreated by life and were not desirous of extraordinary things, but of those essential for survival, as Aristotle recounted in his "Ars Rhetorica"; or in later times, such as the Middle Ages or the Renaissance, which were complex times for the elderly, with the appearance of the medieval charity hospitals to care for them, or because they were found to be somewhat ugly, due to the excessive tribute to beauty and Renaissance perfection.
From the mid-20th century onwards, with certain infectious diseases having been conquered and people reaching an increasingly advanced age, interest in ageing has come back, close to Platonic positions, definitively discarding pessimistic perspectives and ceasing to associate senescence with hardships and disabilities that made it impossible to understand it as desirable.
Life expectancy when Rubén Darío longed for the loss of youth, the "divine treasure", was no more than 32 years worldwide, whereas today it is around 70 years. Even in Spain, a privileged country in this respect, this figure exceeds 83 years. What is more, while in 1980 the average age of the Spanish population was around 35, today it is 44, and is slightly higher in the region of Extremadura.
As can be seen, life expectancy is increasing, which indicates that older people are gaining importance in both the family and social spheres. Statistical figures show that this is not a casual demographic phenomenon, but is stable and with a continuing future. Being able to live longer seems to be increasing due to multiple factors, with families and public authorities valuing, from the point of view of affection and admiration, the return of the care that previous generations provided us with in order to enjoy our current wellbeing. Therefore, to the previous poem, it would be appropriate to add "old age (senescence), divine treasure", the title of various papers and books that circulate in the common florilegium.
This longer life expectancy must always be understood as an improvement in society and a greater strengthening of relations between generations, taking into account that this entails an increase in the number of care services and an increase in accessibility in all environments. The implementation of universal accessibility must be a tool that makes it possible for people to enjoy full independence in today's society, without age being a barrier to participation in all areas.
Accessibility has been limited to people with disabilities, partly due to the efforts made by relatives and associations, who have promoted a necessary approach in search of their rights. As society moves towards an increase in life expectancy, together with the progressive impulse and the advance of humanisation and social cohesion in societies where democracy is being consolidated, other vulnerable groups, such as the elderly, have been incorporated into the concept of accessibility. This is where accessibility takes on the dimension of universality, in the search to improve people's life cycles and relations with their immediate environment, whatever their age or capacity.
In Extremadura, over the last four years, through the Directorate General for Accessibility and Centres (DGAyC) of the Regional Government of Extremadura, a new philosophy has been promoted and devised, new values for a humanising and humanised society based on universal accessibility that aspires to become the basic pillar of a fairer and more cohesive society. Through it, in our towns and cities, the aim is to build a new layer, an integrating skin for all people, which goes beyond the physical environment. It seeks to break down the social barriers that prevent access, thus overcoming difficulties in the development of daily activities. It is the master key, the key tool for social inclusion and the lever for change towards equal opportunities.
With the difficulties that this entails, but with the hope of achieving a more equitable environment (physical, virtual and social) for all people, the "Strategy for universal accessibility for equal opportunities in Extremadura"[1] has been drawn up, with the aim of making society aware of the concept of universal accessibility from a new perspective, the transversal perspective, that which helps to weave links between people and institutions, eliminating borders and watertight compartments, in order to build real life itineraries. The aim is to break down social and psychological barriers, build an easier and more accessible life, disseminate the advances that are being made, and involve all citizens and entities that make up our society at all territorial scales in the process.
Under these premises, and with the aim of designing comprehensive and inclusive public policies, the Strategy arises from active listening to society and from consensus through social concertation[2] , with a special focus on those groups most in need of universal accessibility: the elderly, people with disabilities, children, migrants, people with high abilities, etc.
Composed of six strategic areas and different lines of action that perfect them, the aforementioned document includes examples of good practices promoted by the DGAyC and other entities, with the aim of serving as a reference for social and economic agents. In this context, two of them are presented here, among the various proposed, where participation in intergenerational workshops, in the form of collaborative scenarios, has been a relevant fragment for their achievement. On the one hand, "Filare, rural accessibility and innovation and contemporary creation", as an original and pioneering pilot project that promotes universal accessibility and social inclusion through contemporary creation interventions in rural localities of less than 5,000 inhabitants in Extremadura. And on the other hand, the elaboration of the "Methodological guide for the drafting of a universal accessibility plan in the municipalities and local entities of Extremadura", which has served as the basis for the development of the "Universal Accessibility Plan for the municipalities and local entities of Extremadura". [3]which has served as a basis for the preparation of universal accessibility plans such as that of Alcuéscar or Hernán Cortés[4] .
Filare[5] aims to deepen the sense of belonging, raise awareness of the values inherent to universal accessibility and reflect on the need to build inclusive rural environments and spaces for coexistence that ensure a full life, using unique heritage sites and local communities as intervention scenarios. Itinerant and ephemeral, given that each year it takes place in a different municipality, it aspires to promote a new perspective that eliminates physical, sensory, cognitive and psychosocial barriers to go further, educating in guaranteeing a design for all people. It is committed to a collective cultural and social experience with a strong emotional benefit for the neighbourhood by encouraging participation and awareness of the mutation of architectural-landscape environments into inclusive ones. Through various meetings, bringing together all ages, in the form of convivial gatherings and forums, the proposals put forward are capable of transforming society, its streets and squares, into quality, democratic community halls.
In the same way, being aware of the role that universal accessibility must play, other pilot projects have been promoted with the aim of improving the routes and disabling environments[6] of the towns. With the publication and implementation of the Methodological Guide, the aim has been to develop a new way of proceeding in the preparation of these Plans, in accordance with what is proposed in the Strategy, from a transversal, participative and integrating approach, with the idea of establishing a series of guidelines that serve as orientations to gradually convert rural built environments into accessibility benchmarks, integrating a novel management from an inclusive and equitable perspective.
Based on the analysis of a locality, complemented with the participation of the population from all spheres and ages, through surveys and focus groups, practical intergenerational awareness-raising workshops are carried out, together with other training and capacity building workshops for associations, municipal technical staff and students in training at professional schools, through the staff of the DGAyC and the Extremadura Technical Accessibility Offices[7] , which enable the difficulties encountered by the most vulnerable people in terms of accessibility to be approached in a practical way. In the different citizen participation activities, the aim is to generate a two-way process between all the agents involved.
In the same way that population centres change at the pace of society, the processes for their transformation are also in continuous renewal. Universally accessible spaces are democratic and inclusive environments that welcome all people equally, generate a collective place to share and become, without differences, the home of citizenship. There are many architectures: the spaces we inhabit, where we learn, the spaces for leisure time, the spaces for culture or the spaces for health; in short, the spaces in which we relate to each other. All of them must necessarily be accessible to all people, creating independent itineraries in the way they use them. Furthermore, the connection between people's feelings and the places they inhabit must be facilitated, favouring the use of environments and buildings, making them habitable, efficient and more human, thus guaranteeing emotional memory and the promotion of individual and collective happiness at all stages of life.
Being aware that we are heading towards a change of paradigm when it comes to designing new models of living, which favour the construction of public spaces without barriers for all ages, origins or abilities, and which promote new architectures derived from the interrelation between vital stages, knowing that any metamorphosis must go hand in hand with a change of mentality, it is essential to insert this new look into the skin of society through various actions.
On the one hand, education in its different cycles, since as a vital learning space it will serve as a spearhead for learning about current demands and generating critical thinking in the search for consensual solutions. In this sense, the responsibility for educating and training professionals falls clearly on schools of architecture, heavy machinery sometimes trapped in the administrative apparatus of evaluating subjects that distance them from social realities, from new professional profiles and from new ways of understanding an architecture that is increasingly participatory and empathetic with the citizenry.
As a preliminary step, it is necessary to promote elementary knowledge about the different ways of living from childhood through adolescence, through the basic knowledge contained in formal educational programmes, guaranteeing the chain of transmission that involves intergenerational coexistence, the collective sharing of a close, independent and friendly environment, thus eliminating the watertight compartments in which the conception of life stages is currently found. The demand for multifunctional, intergenerational, sustainable and inclusive spaces should start from the beginning of our education.
On the other hand, public administrations must make this new culture of living ("cohousing", shared housing, etc.) visible, through awareness-raising and public awareness campaigns, in order to make it present and normalise it; and accompany, in parallel, political actions that are geared towards innovation, that seal alliances between institutions, public and private entities, and that encourage multidisciplinary participation in order to manage projects that function as beacons in the night. A good example of this could be the Spanish Government's commitment through the Recovery, Transformation and Resilience Plan, and specifically, the policy lever number 8, "New economy of care", which includes three pilot actions that will investigate multi-use housing solutions, in the hope of recovering intergenerational coexistence .
Focusing on this stage of our lives goes beyond providing resources, services and environments. What is at stake is the interrelationship, the ancestral transmission of knowledge and the memory of the place. Let us not forget that memories are woven through ties that favour the transition between generations. We understand our history when we understand and share our origins, and this can only be done with the help of everyone.
[2]The Strategy was unanimously approved on 20.12.2022 within the Extremadura Council for the Promotion of Universal Accessibility. It was the subject of Social Agreement between the Regional Government of Extremadura and the economic (CREEX) and social (UGT, CC.OO.) agents, through the universal accessibility roundtable set up on 27 February 2023, within the framework of the Sectoral Commission for Health, Social Protection Policies and Equality.
[6] "Let us not forget that it is the environment that is disabling, not the people". Dr. Adolf Ratzka.
[7]https://saludextremadura.ses.es/web/detalle-contenido-estructurado?cont…
Note: To consult all the pilot projects and lines of work carried out by DGAyC, please click here.
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