Brechas digitales: Los abuelos también saben lo que es Facebook
A medida que envejecemos, nuestra capacidad para aprender y retener nueva información disminuye. Tanto es así, que cuando alcanzamos los 80 y 90 años, una habilidad que un niño pequeño capta fácilmente, como tocar y manejar un teléfono móvil, puede parecer demasiado desalentadora para llevarla a cabo. Frustrados y derrotados, muchos adultos mayores simplemente renuncian a intentar aprender nuevas habilidades.
Sin embargo, y contrario de la creencia popular, los adultos mayores disfrutan del correo electrónico, la mensajería instantánea, Facebook y otras formas de tecnología social. No solo eso, sino que estas redes online parecen reducir la soledad de las personas mayores e incluso mejorar su salud.
Un nuevo estudio del investigador de la Universidad Estatal de Michigan, William Chopik, encuentra que el uso de la tecnología social entre los adultos mayores está relacionado con una mejor auto evaluación de la salud y menos enfermedades crónicas y síntomas depresivos. Los hallazgos se publicaron en la revista Cyberpsychology, Behavior and Social Networking.
"Los adultos mayores piensan que los beneficios de la tecnología social superan con creces los costes y desafíos de la tecnología", dijo Chopik. "Y el uso de esta tecnología podría beneficiar su salud mental y física con el tiempo".
Utilizando datos de 591 participantes, Chopik examinó los beneficios del uso de la tecnología para la conexión social entre los adultos mayores (la edad promedia de los participantes era de aproximadamente 68). La tecnología social incluye correo electrónico, redes sociales como Facebook y Twitter, videos online o llamadas telefónicas, como Skype, chat en línea o mensajería instantánea y teléfonos inteligentes.
Investigaciones previas sobre el uso de la tecnología a lo largo de la vida se han centrado en la brecha digital o las disparidades entre los adultos más jóvenes y mayores pintando una imagen sombría de la capacidad y la motivación de las personas mayores para adaptarse a un panorama tecnológico cambiante.
Pero los hallazgos de Chopik desafían esta interpretación. Más del 95 por ciento de los participantes dijeron que estaban "algo" o "muy" satisfechos con la tecnología, mientras que el 72 por ciento dijo que no se oponían a aprender nuevas tecnologías.
"A pesar de la atención que la división digital ha cosechado en los últimos años, una gran proporción de adultos mayores usan la tecnología para mantener sus redes sociales y facilitarles la vida", dijo Chopik. "De hecho, puede haber partes de la población de mayor edad que utilizan la tecnología con la misma frecuencia que los adultos más jóvenes".
El estudio también encontró que el uso de tecnología social predijo niveles más bajos de soledad, lo que a su vez predijo una mejor salud mental y física. Los participantes que usaban la tecnología social en general estaban más satisfechos con la vida y tenían menos síntomas depresivos y condiciones crónicas, como hipertensión y diabetes.
"Cada uno de los vínculos entre el uso de la tecnología social y la salud física y psicológica fue mediado por la reducción de la soledad", dijo Chopik. "Como sabemos, las relaciones cercanas con otras personas son un gran determinante de la salud física y el bienestar, y la tecnología social tiene el potencial de cultivar relaciones exitosas entre los adultos mayores"
El fin de las brechas digitales
La llamada "brecha digital" tiene una serie de consecuencias. En particular, para las personas mayores que viven en grandes núcleos urbanos, donde se invierte más en servicios digitales. Tanto es así que los responsables deben ser conscientes de que muchos de sus residentes podrían quedarse atrás. La buena noticia es que hay pasos que se pueden tomar para cerrar la brecha.
Quizás por representar un problema, ha sido un área de enfoque para muchos investigadores que esperan desarrollar estrategias para aumentar la alfabetización en el uso de la tecnología, especialmente entre los adultos mayores.
En un enfoque novedoso para este problema, por ejemplo, varios investigadores se dedicaron a ver cómo los adultos mayores podrían aprender de manera natural a usar nuevas tecnologías, específicamente tablets. Para ello llevaron a cabo entrevistas con 20 adultos mayores de comunidades de vida independiente y asistida que habían informado haber adquirido una. Algunos encuestados que compraron una tablet informaron que estaban confiados y entusiasmados de usar el nuevo dispositivo, mientras que otros que habían recibido el dispositivo como un regalo dudaron más. La mayoría, sin embargo, informaron que los dispositivos eran fáciles de usar.
Los factores de apoyo social jugaron un papel importante al permitir a los encuestados aprender a usar una tablet. El apoyo de la familia, a menudo de hijos o nietos, fue la fuente más común de apoyo, pero también se informó sobre el apoyo de profesionales o parejas.
Curiosamente, la mayoría del aprendizaje tendía a venir de "jugar" con el dispositivo. Esta técnica de prueba y error es útil para personas de cualquier edad para aprender algo nuevo, y en este contexto, parece funcionar bien con las personas mayores.
Los investigadores notaron que una combinación de facilidad de uso, apoyo social y tiempo para jugar con el dispositivo era la clave del aprendizaje para estas personas. El sistema de soporte les permitió a los participantes tener la suficiente confianza para explorar y aprender cosas nuevas sobre el dispositivo, sin tener que preocuparse de que pudieran llegar a un problema que no podían resolver.
Si bien este estudio se centró en aprender a usar tablets, los resultados pueden ser generalizables a otras nuevas tecnologías que los adultos mayores podrían beneficiarse de aprender a usar.
(Sobre este tema se puede consultar “Estudio sobre Economía del Envejecimiento” - Fundación General de la Universidad de Salamanca)