14/03/2021

Así son los nuevos relojes de la vida que predicen la longevidad

Estes são os novos relógios de vida que predizem a longevidade - Investigación, longevidad

La genética y el descubrimiento del ADN han sido sin duda una de las revoluciones del siglo XX. Pero transcurridas más de seis décadas desde aquel hito, todavía son muchos los interrogantes que rodean a la molécula de la vida. Ya mencionamos en este espacio que nuestra salud no está predeterminada por la secuencia del ADN, sino que nuestros hábitos actúan como interruptor activando o desactivando ciertos genes. Es la epigenética.

 Nuestro lector habitual estará familiarizado con los telómeros, esos protectores de los cromosomas, que poco a poco se van acortando hasta que la célula no puede dividirse más veces. Y con cómo la longevidad estaría determinada no solo por la longitud de esos telómeros, sino también por la velocidad con la que se acortan, como ha demostrado María Blasco del CNIO, estudiando a diferentes especies animales y obteniendo un modelo que predice con precisión esta longevidad.

Telómeros, el reloj que marca las horas

El llamado límite de Hayflick, basado en los telómeros, nos da una longevidad potencial de unos 120-130 años. Sin embargo, nuevas investigaciones están poniendo en duda que ese límite no pueda superarse. Del mismo modo que el riesgo de salud o enfermedad viene marcado por nuestros hábitos, a pesar de nuestra mayor o menor predisposición grabada en el ADN, la longevidad también podría estar gobernada por la epigenética.

La metilación, el interruptor del ADN

El proceso por el cual ciertos genes se encienden o apagan recibe el nombre de metilación del ADN. En concreto, una molécula que forma parte del ADN, la citosina, puede estar metilada o no. Se estima que hay unos 20 millones de sitios en el ADN que regulan diferentes aspectos de nuestro metabolismo, y que pueden sufrir este proceso de activación o desactivación. Es decir, hay más de 20 millones de interruptores, ahí es nada. Y de ellos, se ha encontrado que varios miles estarían relacionados con el envejecimiento.

 

Sabemos que la edad cronológica y la edad biológica no tienen por qué estar correlacionadas. Es algo que intuimos incluso a veces por el aspecto físico, y que se traduce también en marcadores biológicos. La longitud telomérica es uno de esos marcadores. Pero recientemente se han desarrollado métodos de medición basados en la metilación del ADN, altamente precisos. Básicamente, es la medición de la epigenética del envejecimiento.

 Tradicionalmente se ha considerado que el deterioro del organismo se basa en la acumulación de daño celular al azar. Sin embargo, la enorme variedad de longitudes vitales que existe en la naturaleza desafía este concepto. Pensemos por ejemplo en efímeros insectos que solo ven un amanecer, frente a pinos milenarios. El hecho además de que existan mecanismos de regulación de la longevidad compartidos por especies tan alejadas como algunas moscas y los seres humanos, y que aparecieron hace millones de años, da que pensar. ¿Cómo sabe el organismo cuán viejo es? Porque, aunque nuestro ADN no cambia durante la vida, sin embargo, nuestro metabolismo sí que lo hace. Y del mismo modo, la clave para el reloj biológico puede estar en la epigenética y la metilación.

El reloj de la vida

Recientemente se ha publicado un estudio liderado por Steve Horvath, catedrático de Genética y Bioestadística de la Universidad de UCLA, por el cual se ha desarrollado un método de medición de la edad biológica, extremadamente preciso. Para ello, se analizaron más de 10.000 patrones de metilación de más de 37.000 citosinas (los 'interruptores' que mencionábamos anteriormente”) en fragmentos de ADN que se repiten de forma similar en diferentes especies animales. En concreto, analizaron la metilación en 59 tejidos de 128 especies diferentes.

Fuente: El Confidencial