Intervención proviene del latín interventĭo, -ōnis; y cognitivo del latín medieval cognitivus.
La intervención cognitiva es una forma de terapia que se puede aplicar a pacientes con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o a personas que han sufrido algún tipo de lesión cerebral. Es un tratamiento compatible con el farmacológico y se cree que el efecto que puede producir es comparable precisamente al de la administración de medicamentos.
Los métodos que se pueden emplear para llevar a cabo este tipo de terapia son muy variados y consisten básicamente en sesiones de rehabilitación neuropsicológica en las que se practican actividades que buscan estimular a los enfermos y mejorar su calidad de vida: orientación a la realidad, reminiscencias, revisión de vida, remotivación, modificación de la conducta, psicoestimulación, activación cerebral, gimnasia mental, estimulación psicomotriz, ejercicio físico, cinesiterapia, entrenamiento de las actividades de la vida diaria, entrenamiento cognitivo, socioterapia, relajación, musicoterapia, etc.
Cada enfermo es un mundo y cada persona con enfermedad de Alzheimer mostrará una evolución distinta y una alteración de sus funciones cognitivas muy heterogénea, por lo que la intervención cognitiva deberá aplicarse a cada paciente según el grado de deterioro que sufra y de acuerdo a sus necesidades. Ninguna de las actividades mencionadas funciona por sí misma y no todas están indicadas para todos los enfermos: es necesario llevar a cabo un diagnóstico claro e individualizado de la enfermedad y conocer a cada paciente para llevar a cabo con él una terapia cognitiva personalizada y flexible con unos objetivos claros para cada caso.
«La gravedad y multiplicidad de los trastornos cognitivos en casos de lesiones cerebrales, en particular en las demencias, plantea serios desafíos terapeúticos. La intervención cognitiva debe ser un aspecto más dentro del concepto de terapia integral y multidisciplinar que se debe aplicar a cada paciente, y no se debe plantear independientemente de los aspectos emocionales» (Peña-Casanova, 1999c: 59).
«De hecho, actividades cognitivas tales como leer, escribir, participar en grupos de discusión, realizar juegos de mesa, tocar un instrumento musical o hacer puzzles y crucigramas, son de los pocos elementos que parecen disminuir el riesgo de demencia y paliar el rápido desarrollo de la enfermedad» (García Meilán y Carro Ramos, 2011: 7).
«El juego en las primeras fases de demencia es un elemento constitutivo de un nuevo aprendizaje, en definitiva constituyen estos juegos estímulos cognitivos que favorecen el que la persona esté durante más tiempo en una fase más leve, que no evolucione tan rápidamente su demencia. La lectura es una forma de juego para los niños, los jóvenes y también para los abuelos. Leer de nuevo un cuento, representar sus paisajes, recrearse en sus ropas, en sus gestos, en sus palabras, es un ejercicio vital para las personas con alzhéimer» (VV. AA., 2011: 7-8).
Conjunto de métodos y estrategias que buscan mejorar la eficacia del rendimiento mental de los enfermos, lo que conlleva una mejora de sus capacidades funcionales y por lo tanto de su autoestima y calidad de vida. Este conjunto de estrategias se aplica tanto a enfermos de Alzheimer como a pacientes que sufren otras enfermedades neurodegenerativas.