Función proviene del latín functĭo, -ōnis, y cognitivo del latín medieval cognitivus.
Las funciones cognitivas son aquellas desarrolladas por nuestro cerebro —en las que participa la corteza cerebral— para que podamos percibir todo lo que nos rodea y actuar de acuerdo con ello. Son básicas, por lo tanto, para poder manejarnos adecuadamente en nuestro día a día. Hay varias funciones cognitivas y se pueden clasificar de distintas maneras, pero las más importantes son las siguientes: atención y concentración; percepción y reconocimiento; orientación; memoria; planificación; lenguaje; cálculo.
Todas las actividades que realizamos de forma cotidiana requieren de la activación de las funciones cognitivas, por eso es tan necesario que, incluso estando sanos, las mantengamos lo más ágiles posible y que las entrenemos. En la enfermedad de Alzheimer, por ser una enfermedad neurodegenerativa, las funciones cognitivas se ven alteradas, pero siempre en distinto grado de un paciente a otro y de manera muy heterogénea, pues en cada paciente pueden resultar más afectadas unas capacidades que otras.
En el tratamiento del alzhéimer es fundamental evaluar, dentro del deterioro cognitivo que se produce, cuáles son las funciones cognitivas más alteradas y en qué grado lo están para poder emplear la denominada intervención cognitiva, que es un conjunto de métodos y estrategias que buscan mejorar la eficacia del rendimiento mental de los enfermos.
«Existen trabajos en los que se describe [la reminiscencia] como una actividad muy placentera para los ancianos afectos de demencia, con notable incremento de la interacción interpersonal, pero no existen evidencias concluyentes sobre su efecto en la función cognitiva» (Peña-Casanova, 1999c: 26).
«La mayoría de los estudios han hallado asociación entre ejercicio físico y menor riesgo de demencia, aunque otros no. No está clara la relación causa-efecto, es decir, si participar en actividades físicas mejora la cognición o si los que tienen mejor función cognitiva participan más. Además, podría haber otras variables como posibles niveles de sustancias endógenas que estimulen tanto la actividad física como la función cognitiva» (VV. AA., 2010: 107).
«En el ámbito cognitivo, los síntomas se manifiestan en distintas áreas y diversos niveles de gravedad, según la fase evolutiva y en función de cada caso concreto. En la forma más habitual de la enfermedad se alteran la memoria, la orientación, las capacidades verbales, la función visuoespacial y las capacidades ejecutivas del paciente» (Peña-Casanova, 1999a: 32).
Proceso intelectual por medio del cual una persona percibe su entorno y actúa en consecuencia. Este proceso incluye la recepción, selección, transformación, almacenamiento, elaboración y recuperación de la información.