La gerontología en la sociedad de hoy: por qué es fundamental y tiene futuro
Vivimos tiempos de reinvención profesional. Personas de todas las edades buscan acomodo en nuevos empleos, en nuevos emprendimientos. Se presentan nuevos retos en nuevos tiempos pandémicos.
Sostengo hace tiempo que la Silver Economy es un vasto campo de oportunidades, de retos que permiten mejorar el mundo, mejorar la vida de las personas, especialmente de las más frágiles, y ganarse la vida; ganar dinero con ello. La gerontología es, así, la ciencia del futuro.
Es necesario comenzar por una aclaración: la gerontología, no es un concepto, ni mucho menos, sinónimo de la geriatría.
La gerontología es la ciencia, interdisciplinar, que se dedica a estudiar los diversos aspectos de la vejez individual y el envejecimiento de una población. A nivel individual, desde una perspectiva integral, concibe el envejecimiento desde la concepción hasta la muerte.
En un sentido más limitado y con el objetivo prioritario del cuidado funcional-corporal de la persona mayor, la geriatría es una especialidad médica que previene y trata los efectos del paso del tiempo, del envejecimiento, en el cuerpo humano. Se limita, pues, a los aspectos medicales, de salud, hospitalarios, etc., para mejorar el estado de la persona.
Es de prever, decía, un incremento de la centralidad de la gerontología en nuestra sociedad: el envejecimiento poblacional, vinculado a la dimensión económica del reto de la longevidad y a los retos sociales de dicho fenómeno (la sanidad, las pensiones, los cuidados…) pone al mayor en el epicentro de cualquier debate sobre el futuro de la humanidad.
La pandemia de la COVID 19 ha hecho lo suyo: las residencias, la soledad de los mayores y el reto de los cuidados a los mayores de la España vacía, han sido objeto y elemento central de papers y documentos, documentales transmedia, debates y relatos pandémicos.
De esta forma, esta orientación científica de moda (sólo hay que echar una mirada a los contenidos de los medios de comunicación o mirar la diversidad de obras en las estanterías de las librerías, físicas o digitales) analiza los aspectos:
- Biológicos. Desde este punto de vista, la bio-gerontología se focaliza en la salud y analizará, en consecuencia:
- Cómo vivir más, pero también mejor. Se ocupará de perseguir el envejecimiento activo, con hábitos, actitudes y comportamientos que favorecen la calidad de vida en una vida más larga.
- Cómo ralentizar el proceso de senescencia y sus síntomas a través de medicina preventiva antienvejecimiento. También a través de hábitos y actitudes, comportamientos individuales y con terapias: telomerasa, rapamicina, oxitocina, metmorfina, restricción calórica, trasplante fecal, etc. Terapias hormonales y todo tipo de tratamientos tomarán gran fuerza en la gerontología de los próximos años; una de las palabras que nos acostumbraremos a escuchar será juvenescence, como corriente del pensamiento en la que los denominados longevistas nos dicen, quizá exagerando: “el envejecimiento es una enfermedad y se puede tratar”.
- Los biomarcadores, indicadores biológicos que pueden medirse y relacionar su presencia e intensidad con el desarrollo de una enfermedad.
- La nutrición. El objetivo es lograr una dieta saludable y balanceada para que el cuerpo obtenga los nutrientes que necesita; es decir, ingerir alimentos funcionales o suplementos nutricionales (“eres lo que comes”, dice el dicho) para que el mayor esté bien alimentado. Pues éstos pueden sufrir alteraciones en el sentido del gusto u olfato, problemas de disfagia u otros para masticar y/o digerir, ingesta de medicamentos que genere necesidades de suplementos, complementos o eliminación de alimentos, etc.
- El sueño y el descanso.
Resulta claro que esta dimensión gerontológica exige y requiere colaboración estrecha con el médico geriatra.
En los próximos años, de hecho ya lo vemos, la biometría y el uso de vestibles (pulseras, relojes y similares) serán de gran ayuda para el control de la calidad de vida y monitorización del envejecimiento de los adultos mayores. Gerontología y geriatría en íntima colaboración, gracias a la tecnología de por medio.
- Psicogerontológicos. La psicogerontología cuida los aspectos psicológicos y el equilibrio emocional. Analiza el cambio en el adulto mayor y su psicología, las relaciones con los demás, con la pareja, con los amigos, con la familia. También se preocupa de cómo afecta la relación psicológica de la persona con el dinero (miedos, incertidumbres, dudas, temores), con la jubilación, el manejo del tiempo (más abundante al abandonar la vida activa). Y, muy especialmente, la gerontología se encarga de gestionar la soledad, grave problema social, y su impacto individual en la persona. El análisis de los vínculos familiares y amicales será trascendente, pues.
- Sociales. Tiene como principal objetivo el mantenimiento del adulto mayor dentro del seno familiar (como decíamos en el punto anterior), en su caso, o en su propio domicilio (si es donde quiere estar), pero socializando e interactuando en sociedad. La gerontología social estudia el rol y la participación del adulto mayor en la sociedad, buscando la intergeneracionalidad.
Los cambios en los estilos de vida hacen que no siempre los familiares estén en condiciones de proveerle al adulto mayor los cuidados requeridos, lo que hace necesario planificar los cuidados y su prestación, con la colaboración público-privada entre empresas e instituciones de cuidado domiciliario, etc.
La existencia de una red de residencias y otros enfoques habitacionales (sénior cohousing y cualesquiera opciones vitales que provean de calidad de vida al mayor, socializando y en/con la mejores atenciones a la salud en el hogar, sea éste cómo fuere) será otra fuente de empleo para la gerontología.
En este ámbito, la gerontología se preocupará de:
- Evitar el edadismo y cualquier tipo de marginación por motivos de edad (o cualquier otro, naturalmente).
- El desarrollo de un sistema asistencial y de cuidados a todos los niveles, que atienda las múltiples alteraciones y los problemas médico-sociales de los adultos mayores, que pueden dar lugar a la pérdida de autonomía e independencia del mayor.
- La movilización de todos los recursos para lograr una sociedad intergeneracional.
- La organización de una asistencia prolongada a los mayores que lo necesiten, que serán cada vez más.
- La investigación, la docencia y la formación continuada de todo tipo de profesionales requeridos socialmente para la nueva realidad demográfica.
- Las políticas sociales, el trabajo social, la sociología de la longevidad, las terapias ocupacionales y otras ciencias y enfoques técnicos afines. Todo, tiene gran potencial de futuro.
Merece mención la gerontología ambiental, un área de conocimiento de la gerontología que tiene por objetivo conocer, analizar, modificar y optimizar la relación entre la persona que envejece y su entorno físico-social, desde perspectivas y enfoques que abarcan diferentes disciplinas como la geografía del envejecimiento, el urbanismo y el diseño de ciudades “sénior friendly”, con una arquitectura y un diseño accesibles.
- Económicos. La gerontología analiza el impacto económico de la longevidad, contemplando la colaboración público-privada que permita, fundamentalmente, prever soluciones para las dos espadas de Damocles más relevantes que desde el punto de vista de la economía penden sobre la sociedad:
- La gestión económica de la sanidad, los cuidados y la cronicidad.
- La gestión económica de las pensiones, en una economía en la que habrá menos cotizantes y más demandantes de pensión y en la que, por tanto, será preciso sensibilizar a los futuros adultos mayores para la previsión de una vida de cien años y la licuación patrimonial para complementar la pensión pública y poder cubrir las necesidades de una, previsiblemente, más larga vida, con calidad en todos los sentidos.
- Antropológicos y culturales. Mencionaba antes el edadismo, enmarcado en la consideración social no integradora que, desgraciadamente, existe en nuestra sociedad. Nos hemos preocupado de los mayores cuando los medios de comunicación nos han reflejado su fragilidad extrema, también de forma extrema. Pero lo cierto es que las diferentes generaciones vivimos en compartimentos estanco; la gerontología, desde este punto de vista, se ha de encargar de cimentar espacios de convivencia intergeneracional de aporte mutuo entre personas independientemente de cuándo han nacido.
En consecuencia, hay y habrá empleo en la gerontología, consecuencia de la longevidad, tanto en el sector público, como en el sector privado.
También, por supuesto, habrá empleo en la geriatría como disciplina médica. Pues se trata de la especialidad dedicada al estudio de la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la rehabilitación de las enfermedades en los adultos mayores. Sus principales características:
- Se concentra en aquellas personas que empiezan a perder capacidades y facultades, fundamentalmente a partir de 75 años, y felizmente cada vez más tarde.
- También en aquellas que poseen pluri-patología relevante. Es común que las personas muy mayores tengan varias patologías superpuestas, lo que genera tratamientos medicamentosos delicados, siendo peligrosos los efectos secundarios de los componentes químicos.
- Su objetivo es demorar al máximo la dependencia del adulto mayor, evitarla si es posible, como es natural.
- Tiene una gran relevancia la estimulación cognitiva y la prescripción de ejercicios diversos para evitar el deterioro cerebral.
Gerontólogos y geriatras analizarán, juntos, los diferentes grupos de edad según perfil demográfico, perfil epidemiológico (la obsesión por futuras posibles pandemias nos tendrá ocupados para prever que no vuelva a suceder el desastre del 2020), factores determinantes y de riesgo de la salud y políticas públicas, entre otras cosas.
Hay empleo y hay futuro en el mundo de la longevidad.
Cuidar del bienestar de los adultos mayores, en suma, es cuidar del bienestar social. Trabajar en todo lo que pueda afectar al nivel de vida y felicidad de los mayores es un reto maravilloso de la humanidad en la sociedad longeva del siglo XXI.