Soy mayor ¿Y qué?
El 1 de octubre es el Día Internacional de las Personas de Edad, un día importante para resaltar su importancia en nuestra sociedad.
El envejecimiento humano es un proceso multidimensional de los seres humanos que es heterogéneo, intrínseco e irreversible, comienza con la concepción, se desarrolla durante el curso de la vida y termina con la muerte. Es un proceso complejo de cambios biológicos y psicológicos de los individuos en continua interacción con la vida social, económica, cultural y ecológica de las comunidades, a lo largo del tiempo.
El envejecimiento de la población es una realidad mundial sin precedentes en la historia de la humanidad. Hay varias causas, como el aumento de la esperanza de vida, la disminución de la mortalidad, el control de las enfermedades infecciosas y parasitarias, la disminución de las tasas de fecundidad, la mejora de las condiciones sanitarias y la atenuación de la tasa de crecimiento de la población.
Debemos considerar los indicadores de esperanza de vida o esperanza de vida. Según el Banco Mundial, en 2018, la esperanza de vida mundial era de 71,6 años, con una ligera variación para las mujeres, 74 años.
Existe desigualdad en la esperanza de vida entre las clases sociales, entre los sexos y entre las categorías de empleo, así como entre las naciones.
Diferencias entre países
La esperanza de vida al nacer en los países de bajos ingresos (62,7 años) es 18 años menor que en los países de altos ingresos (80,8 años). La diferencia se debe a causas que a menudo se pueden prevenir o tratar mediante el acceso a los servicios básicos de salud.
En estos países, los valores del índice de cobertura de la cobertura de salud universal (UHC) son más bajos, también experimentan una mayor escasez de profesionales de la salud, y el gasto gubernamental en salud es menor.
El envejecimiento conduce a mayores índices de dependencia y a mayores costes de atención médica. Existen patologías que, según la OMS, tienen una alta prevalencia y ocupan los primeros lugares de carga de enfermedades como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, las enfermedades respiratorias crónicas, metabólicas y neurodegenerativas.
De hecho, la depresión es una de las mayores aflicciones de la población mayor. Ocho de cada 10 adultos mayores padecen más de una enfermedad, lo que representa un gran desafío para el sistema de salud en la prevención y detección de enfermedades crónicas.
Las llamadas medidas no farmacológicas son fundamentales en el tratamiento de la depresión: las redes familiares y de amigos son esenciales y fundamentales en este sentido.
Varias patologías pueden prevenirse o retrasarse mediante hábitos saludables como la actividad física, una nutrición adecuada y una vida mental y emocionalmente equilibrada, cuyos factores contribuyen a un mayor bienestar.
El fin del ciclo de vida no debe estar asociado a una mala salud, sino como una oportunidad para promover una vejez activa, digna y saludable desde una edad temprana y para promover campañas preventivas que contrarresten el aumento de la enfermedad en los adultos mayores, lo que se traducirá en una menor carga tributaria, tanto para el sistema de salud como para el sistema de pensiones, ya que a medida que la población envejece, se generan mayores tasas de dependencia y costos de atención médica.
El envejecimiento plantea un desafío para los individuos, sus familias, la sociedad y las instituciones que deben implementar políticas y programas públicos que respondan eficazmente a las necesidades de los adultos mayores.
Los individuos tienen una responsabilidad ineludible consigo mismos de llevar a cabo prácticas de autocuidado y, a su vez, las familias representan la red de apoyo más cercana.
Independientemente de nuestra edad, podemos llegar a la etapa por la que están pasando muchos de nuestros padres y abuelos hoy en día, y para entonces, podremos decidir cómo vivir nuestra vejez, esperemos que en las mejores condiciones de bienestar, salud y dignidad.
El envejecimiento es un proceso natural, y es necesario valorar día a día, la necesidad de tener la experiencia y las experiencias de las personas mayores. Cuando no hemos entrado en esta fase, no somos conscientes de la necesidad de afecto, respeto y atención que merecen los adultos mayores.
Las estimaciones indican que la población europea mayor de 65 años en 2050 será de alrededor del 30 por ciento, y el 11 por ciento tendrá más de 80 años. A estas edades volvemos a un período de dependencia que cambia la situación familiar. Tenemos que reflexionar sobre la mejor manera de cuidar a nuestros mayores.