Préstamo del alemán Paranoia, documentado en la segunda mitad del siglo XVIII por los "nosologistas" y en 1818 por el médico alemán Johann Christian Heinroth (1773-1843) con un significado moderno, más próximo al actual. El término procede, a su vez, del griego paránoia (παράνοια) ‘desorden mental, locura’.
El enfermo que tiene paranoia se siente víctima de las acciones de otros, de los que cree que actúan en su contra. Es habitual que las personas con enfermedad de Alzheimer, a medida que empeora su memoria, se vuelvan desconfiados y suspicaces, lo que les puede llevar a la paranoia, pensando que alguien les ha robado algo que, simplemente, no recuerdan dónde han dejado.
«Tras sentir un intenso recelo hacia su esposo, la mujer comenzó a comportarse de manera cada vez más extraña: escondía objetos, se perdía en su propia casa y, a veces, chillaba e insistía en que querían asesinarla. La paciente sufrió una rápida y progresiva pérdida de memoria acompañada de alucinaciones, desorientación en tiempo y espacio, paranoia, trastornos de la conducta y un grave trastorno del lenguaje» (Martínez Gil, 2009: 17).
«Si el paciente le dice: “Me robaste mi dentadura”, no le conteste: “Nadie te ha robado la dentadura, tú la volviste a perder”. En vez de responderle así, dígale: “Te voy a ayudar a buscarla”. A menudo, al localizar el objeto perdido se soluciona el problema. La persona que no puede recordar concluirá que los artículos traspapelados han sido robados y no puede pensar que nadie querría su dentadura» (Mace y Rabins, 1997: 173).
Delirio crónico parcial, sobre una sola idea, con buena conservación del resto de la personalidad.