¿Qué puedes encontrar en el Diccionario de Alzhéimer?

El Diccionario de Alzhéimer es el puente que une a todos aquellos afectados y relacionados con el alzhéimer y las demencias con los términos, conceptos y expresiones que forman parte de este ámbito. Comprenderlos es entender mejor a qué nos enfrentamos. Un espacio vivo y en constante crecimiento, que evolucionará con nuevos términos y expresiones con vuestra ayuda, respondiendo a vuestras necesidades y demandas. Se trata de una herramienta que en ningún caso pretende sustituir las conversaciones con médicos especializados. Para familiares y cuidadores informales puede significar un nexo con un mundo del que desconocen los tecnicismos. Arrojar luz, acompañar en un camino difícil en el que el conocimiento ayuda a tomar mejores decisiones y a mejorar la calidad de vida de pacientes y familiares.
Este proyecto lo ha llevado a cabo un equipo de filólogos y lexicógrafos de varias universidades y centros de investigación que ha trabajado anteriormente en diferentes proyectos de investigación centrados en el dominio de la lexicografía especializada, particularmente la lexicografía médica. Dichos proyectos, al igual que este, han sido dirigidos por la profesora Bertha M. Gutiérrez Rodilla, de la Universidad de Salamanca (España), dedicada desde hace más de veinte años al estudio diacrónico y sincrónico del lenguaje científico y al lenguaje médico y reconocida por sus publicaciones en dicho ámbito.

lóbulo cerebral

Inglés
brain lobe, cerebral lobe
Etimología

Lóbulo proviene del latín científico lobulus, documentado ya en 1666; y cerebral, por su parte, del latín científico cerebralis.

Explicación

El cerebro es un órgano tremendamente complejo y consta de varias partes, la mayor de las cuales es la corteza cerebral, un tejido neuronal que está dividido en cuatro grandes bloques: los lóbulos cerebrales frontal, temporal, parietal y occipital. Cada lóbulo cerebral realiza distintas funciones. En la enfermedad de Alzheimer, se producen lesiones en la corteza cerebral, y los lóbulos frontal y temporal son los que más afectados resultan. Con ellos, las funciones motoras, el lenguaje, la capacidad de razonar y resolver problemas se alteran por la acumulación de placas seniles y ovillos neurofibrilares en donde debería haber células. Se cree, además, que el origen de la enfermedad se localiza precisamente en el hipocampo, que es una parte del lóbulo temporal, una zona fundamental para la memoria. De hecho, un diagnóstico de Alzheimer es más claro si se realiza un escáner del hipocampo, ya que este suele atrofiarse y quedar desconectado de la corteza cerebral, por lo que las interconexiones neuronales dejan de funcionar. 

En el lóbulo frontal, por su parte, se llevan a cabo las llamadas funciones ejecutivas, que son las que nos ayudan a tener pensamientos abstractos, como por ejemplo planificar un comportamiento y llevarlo a cabo, o saber qué es lo que se puede hacer en público y qué no. En el alzhéimer el lóbulo frontal se atrofia y degenera, de modo que el enfermo deja de saber con qué opciones cuenta, qué cosas se deben o no hacer, se ve incapaz de afrontar situaciones nuevas o de procesar información nueva, y puede convertirse en una persona irrespetuosa e irreverente. De ahí que los daños que se producen en esta parte de la corteza cerebral provoquen que el enfermo tome decisiones perjudiciales para sí mismo.

El lóbulo parietal es el que nos transmite las sensaciones táctiles y gustativas, como el frío, el calor o la presión, y en él reside también en gran medida el equilibrio. Los daños que causa la enfermedad en este lóbulo están directamente relacionados con distintos tipos de agnosia (táctil y gustativa fundamentalmente). Por último, el lóbulo occipital es el encargado de procesar las imágenes que percibimos y, en principio, es menos vulnerable al alzhéimer. 

Lóbulo cerebral

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Ejemplos

«El efecto nocivo que el alcohol puede producir si se bebe excesivamente comienza primero en el lóbulo frontal del cerebro, que aloja los centros reguladores de las emociones y de la conducta» (Cormillot y Lombardini, 1994: 96).

«Teniendo en cuenta la localización de la patología paralítica, nos encontramos ante un caso de enfermedad grave de los lóbulos temporales y parietales con poca afectación del lóbulo frontal y de las circunvoluciones centrales» (A. Alzheimer, en Maurer y Maurer, 1998/2006: 146).

«La atrofia comienza por los lóbulos temporales (con afectación temprana y severa del hipocampo, zona clave en cuanto al aprendizaje de nueva información y regulación emocional) y se extiende luego hacia el parietal, produciendo una considerable reducción tanto en masa como en peso cerebral» (Isidro Carretero et al., 2011: 12). 

Cada una de las principales divisiones, partes o secciones de la corteza cerebral, delimitadas por surcos, líneas y cisuras. Suele reconocerse la existencia de cuatro lóbulos cerebrales que corresponderían, por su localización, a los huesos frontal, temporal, parietal y occipital. Además de estos cuatro, clásicamente se habla de un quinto, el lóbulo de la ínsula, oculto en el fondo de la cisura de Silvio. Y, actualmente, se reconoce la existencia de un sexto, el lóbulo límbico, formado por la corteza que rodea al cuerpo calloso.