De neuro-, tema del griego científico que alude al sistema nervioso, y transmisor.
Un neurotransmisor hace de mensajero entre una neurona y otra. La información que transmite regula la actividad cerebral y controla el funcionamiento cognitivo, las emociones, el estado de ánimo o el sueño. Los neurotransmisores más conocidos son la adrenalina, la dopamina y la endorfina. Uno de ellos, la acetilcolina, es la que recibe la atención de la investigación sobre el alzhéimer, pues su déficit es una de las alteraciones características de la enfermedad.
«Los científicos han descubierto que las personas con enfermedad de Alzheimer sufren deficiencias de varios neurotransmisores, particularmente de acetilcolina. […] Si se encontrara una forma de aumentar los niveles de acetilcolina y de los otros neurotransmisores deficientes, podrían aliviarse los síntomas del mal de Alzheimer» (Mace y Rabins, 1999: 330).
«Si hay poco cerebro, pocas neuronas y pocas sinapsis es lógico que escaseen los neurotransmisores, esas sustancias que producen las neuronas. Al perder neurotransmisores y sinapsis, las neuronas no pueden comunicarse. Entonces se trastorna su metabolismo, crea productos anormales (como la proteína tau que degenera y forma “ovillos”) y al final la célula muere» (González Maldonado, 2000: 42).
Sustancia química que transmite los impulsos nerviosos de las células.